Una de las preocupaciones de los empresarios ganaderos chilenos pasa por mejorar y mantener en el tiempo la calidad en la producción de carne y leche.
En ambos rubros, la apuesta principal pasa por aumentar el rendimiento productivo por hectárea, pero sin dejar de lado los aspectos cualitativos que hacen que estos productos estén bien posicionados tanto en el mercado interno como en el extranjero.
Todo esto se desarrolla considerando las praderas como la base productiva fundamental, con ciertos suplementos que mejoran los resultados y permiten sortear las temporada de escasez de alimentos.
Pero más allá del tipo de pasturas que consume el ganado bovino y los esfuerzos del sector por implementar mejoras en beneficio del rendimiento, existe un aspecto fundamental que un grupo de investigadores de la Universidad de La Frontera abordará en un proyecto financiado por el Fondo de Desarrollo de Ciencia y Tecnología, Fondecyt.
Se trata de una técnica de reproducción asistida, que si bien no es nueva, sí es pionera en su uso en bovinos.
Liderado por el investigador de la Facultad de Ciencias Agropecuarias y Forestales, Ricardo Felmer, la investigación busca desarrollar la llamada técnica de Inyección Intracitoplasmática de Espermatozoides (ICSI) en bovinos, evaluando los efectos del tratamiento del semen y la posterior activación de los óvulos para desarrollar embriones de mejor calidad genética.
“Es una técnica de reproducción asistida que data de los años noventa”, explica Felmer, experto en biología molecular y biotecnología.
El especialista comenta que bajo un proceso de micro-manipulación, un espermatozoide se recoge en una micro pipeta de vidrio y se inyecta en un ovocito detenido en metafase II. “El método ha sido bien establecido en animales pequeños de laboratorio y utilizado con éxito considerable en seres humanos para superar problemas de infertilidad masculina”, señala.
Aún más, en animales de granja se ha utilizado como una valiosa herramienta de investigación básica para estudiar la interacción entre ovocitos y espermatozoides durante la fecundación, además de la generación de animales de alto valor genético con el sexo deseado y para la conservación de especies en peligro de extinción.
“El problema radica en que a pesar de que la aplicación de esta técnica ha dado lugar al nacimiento de crías vivas en diferentes especies, incluyendo ratones, conejos, seres humanos, monos, caballos, gatos, cerdos y bovinos, su eficiencia en estos últimos está lejos de ser óptima”, añade Felmer.
Esto sucede, entre otros aspectos, porque al espermatozoide bovino le toma más tiempo desencadenar el proceso de fertilización una vez que se encuentra al interior del ovocito.
Con estos antecedentes, el equipo que acompaña a Felmer -compuesto por Raúl Sánchez y María Elena Arias- pretende mejorar el método descrito.
Primero, porque es una innovación a nivel país en el sector pecuario; y segundo, porque si los resultados son exitosos, el impacto en el futuro de la producción de carnes y leche a partir de la genética nacional, sería sustantivo. “Podremos asistir la fecundación en bovinos vía ICSI, utilizando espermatozoides de toros locales de alto valor genético, que por problemas de fertilidad no puedan generar descendencia”, expresa el investigador.
Los científicos tienen agendado evaluar el efecto de diferentes protocolos sobre las tasas de activación y fertilización de los ovocitos de bovinos después del tratamiento ICSI y en el posterior desarrollo in vitro e in vivo de los embriones.
El grupo postula que un tratamiento adecuado de los espermatozoides antes de la inyección, junto con un protocolo de activación menos dañino para ovocitos bovinos, debería mejorar la calidad y la tasa de desarrollo de los embriones generados por esta vía.
Con todo, Felmer menciona que los resultados que se esperan permitirán establecer un protocolo optimizado para ICSI en bovinos, contribuyendo a mejorar la eficiencia de la técnica.
Según el experto sureño esto es importante no sólo por sus aplicaciones en mejoramiento genético e investigación básica, sino también por las potenciales aplicaciones biotecnológicas.
Fuente: Revista del Campo Sureño