Tres emprendedores chilenos desarrollaron un producto que utiliza un microorganismo que destruye las bacterias de Escherichia Coli y evita la muerte de terneros, lo que mejora los resultados del ganadero.
Para los productores de leche y de carne, los terneros -machos y hembras- son una de las bases del negocio. Sin embargo, al ser pequeños son también más vulnerables, y muchos mueren. El impacto económico de esto es importante, aunque depende de cómo se cuantifique. Si se considera el animal pequeño, vale $25.000. Pero usualmente lo que se busca es venderlo adulto, y ahí podría llegar a $500.000 (costo/oportunidad), explica Hans Pieringer, co fundador y CEO de Phage Technologies, empresa que desarrolló un producto que disminuye las muertes de terneros por infecciones.
Una de las causas que provoca más muertes de terneros menores a 10 días es el síndrome diarreico de origen infeccioso (SDI), provocado por Escherichia Coli, bacteria presente en el intestino del animal. "Cuando el ternero defeca en la paja en donde duerme, ésta se llena de E. coli", señala Pieringer. El animal, entonces, puede mascar esa paja contaminada e ingerir la bacteria, la que coloniza el intestino y genera enterohemorragia (sangramiento intestinal) y produce diarreas persistentes que lo llevan a la muerte.
"Hay predios en donde muere el 20% de los terneros", cuenta Pieringer.
Pieringer y sus socios -Nicolás Ferreira y Diego Belmar- habían fundado en 2010 la empresa Phage Technologies para buscar fórmulas de eliminar bacterias en alimentos. Para ello, habían generado una tecnología basada en microorganismos llamados bacteriófagos, partículas virales que reconocen única y exclusivamente a bacterias, que venían desarrollando desde hace dos años en la Fundación Ciencia para la Vida y donde habían consolidado la tecnología que los usa como sistema aplicable al control de bacterias patógenas.
Lo innovador de lo que desarrollaban llevó a que los invitaran en 2012 a participar en una reunión organizada por Corfo para innovadores y empresarios en Puerto Varas. Ahí conocieron al doctor Mario Momberg, veterinario y ex presidente de la Sociedad Agrícola Ganadera de Osorno (Sago), quien veía los estragos que causaba el síndrome diarreico de origen infeccioso (SDI) en su predio. Momberg se acercó para plantearles que podía ser útil contra el SDI.
Fueron ocho meses hasta que crearon una formulación en polvo que se adiciona al alimento de los terneros. Lo llamaron Milkeeper.
"Fue en las pruebas de la formulación final de Milkeeper que logramos disminuir la mortalidad desde 20% a 2%, mientras que la incidencia de diarreas infecciosas por la misma causa bajó de 80% a 10%", explica Pieringer.
El resultado fue un polvo fabricado en base a bacteriófagos específicos, que al agregarse a la leche o el sustituto lácteo con que se alimenta al ternero, actúan sobre la E. Coli, multiplicándose en su interior y destruyéndolas. Es decir, es un método de control de origen natural que elimina la necesidad de usar antibióticos.
"Los efectos varían dependiendo del grado de prevalencia de estas bacterias en el predio a tratar. En algunos casos, la mortalidad ha disminuido desde 15% a menos de 1%, y la incidencia de las diarreas infecciosas por E. Coli bajó desde 80% a 5%, aumentando así enormemente la productividad del predio", señala Pieringer.
Al tener a los terneros libres de E. Coli mejora, además, el desarrollo del rumen del animal -lo que facilita o hace más rápido su paso a la alimentación con forrajes-, mejora la absorción de nutrientes y optimiza la ganancia de peso del ternero. Esto genera que, en promedio, recuperen aproximadamente 60 kilos de peso final, es decir, mayor ganancia para el productor. El impacto no es sólo que hay menos terneros enfermos o muertos, sino que se hace más eficiente toda la operación del predio, pues al haber un menor número de animales enfermos, disminuye también la necesidad de estar cambiando la paja, de suministrar fármacos y de cuidados especiales, lo que se traduce en tiempo y dinero.
"En un predio con 100 terneros, el productor podría ahorrar al año US$ 20.000 por la variación de peso y US$ 5.000, por la disminución de las muertes. Eso, sin considerar el costo oportunidad que la muerte del animal provoca, ni la disminución en el uso fármacos para el control de estas enfermedades, por lo que el ahorro puede ser mucho mayor", plantea Pieringer.
Estos jóvenes tienen proyecciones internacionales. Una vez que se posicionen en Chile, tienen sus ojos en Estados Unidos y Brasil.
Fuente: Revista del Campo- El Mercurio