Ante los rumores de baja en el precio de los animales, los expertos sostienen que las caídas son leves y que el panorama, hasta ahora, no es alarmante.
Gabriela Oyarzún Rodríguez Fue a finales del 2012 cuando los ganaderos se pusieron tensos. Es que tras dos años de precios altos, en el mercado comenzó a rondar la inquietud porque los valores del ganado parecía que caían y cundió el rumor de que se avecinaba un 2013 complicado. Tenían razón, aunque solo parcialmente, pues lo que se vislumbra para este 2013 más que una caída brutal es una regularización de las alzas de los últimos años.
"Más que una baja es un ajuste de precios por los niveles récord alcanzados durante 2011 y que aún se mantuvieron en 2012, aunque con una tendencia a la baja en el precio de reposición, de vacas y de ganado gordo. Que esta baja persista para el 2013 depende realmente de muchas variables", explica Rodrigo Prado, médico veterinario y especialista en producción de carne bovina.
Efectivamente, en 2012 el kilo de ternero vivo para crianza y engorda alcanzó los $1.218, en septiembre. En cambio, en enero pasado estuvo, según datos de Odepa, en $1.059,7, valor levemente superior a enero de 2012 cuando se ubicó en $ 1.034,8.
Y si se trata del kilo para faena, la tendencia fue similar. Así, el máximo precio pagado en 2012 por kilo de novillo gordo fue de $1.178 en octubre; en tanto, en enero de 2013 se pagaron $1.106 versus los $988 de igual mes del año pasado.
Ahora, si se trata de carne, el precio a mayoristas también mostró un alza en enero de este año. Así, en enero de 2012, el kilo se pagó a $2.232 mientras que el primer mes de este año llegó a $2.250.
Es decir, el precio no habría tenido, al menos hasta ahora, una caída significativa que pudiera justificar la inquietud de los productores. Sin embargo, eso no implica que no haya que estar atentos, ya que con las actuales condiciones económicas internacionales y productivas nacionales, hay mucho que está por verse.
La situación de los precios en Chile
Entonces, ¿qué generó la inquietud de los productores?
"En general en noviembre de cada año empieza a salir mayor cantidad de ganado gordo, situación que dura hasta mayo aproximadamente -dependiendo de las condiciones climáticas-, ello significa mayor oferta. Sin embargo, el precio de los terneros se ha mantenido alto, y por sobre el promedio del ganado gordo desde hace más de tres años", explica Miguel Ponce, gerente general de la Asociación Chilena de la Carne (ACHIC).
Un factor importante que sí estaría repercutiendo es que en nuestro país se está viviendo la "resaca" del período de retención de vientres de los últimos años, y que habría llevado a que ahora haya una oferta mayor y una consecuente disminución de las cotizaciones.
"Una baja en los precios de la vaca, algo que está sucediendo en Chile y en otros países del Mercosur por inicio de una mayor liquidación de vientres, puede repercutir negativamente en el valor de venta final que obtendrán los ganaderos chilenos", dice Prado.
En paralelo, en el país desde hace unos años viene aumentando el consumo de otras carnes, lo que ha generado una mayor competencia que le juega en contra a los bovinos, ya que el consumidor tiene más opciones donde escoger y puede optar por aquellas de menor costo. A lo anterior, este año se sumó la crisis internacional, que junto con razones de producción llevó a una mayor oferta interna de carnes blancas, lo que implicó que su precio pudo resultar más atractivo para los consumidores, explican en ACHIC.
"Los menores precios del cerdo y las aves estimulan su consumo, en desmedro de la carne bovina, cuya demanda se ha mantenido estable por muchos años, a pesar del aumento de los ingresos. Esto porque si se desaceleran las exportaciones de carnes de ave y cerdo, se produce un excedente que se debe colocar en el mercado interno, lo que puede reducir la demanda por carne bovina", argumenta Prado.
El impacto del mercado internacional
De todas formas, lo que pase con el valor del ganado en Chile se relaciona con cómo se mueva este mercado a nivel global. De acuerdo con el último informe trimestral de Rabobank, las expectativas económicas de la producción de carne bovina en el mundo permanecen positivas y se espera que la demanda de carne bovina en general siga sólida.
A la importancia global de la oferta y la demanda, se suma que Chile, con una baja masa ganadera, debe abastecerse en buena parte con producción importada.
"Ellos (productores en Chile) no son capaces de cubrir toda la demanda nacional. Calculo que al 2012, el consumo per cápita fue del orden de 23 kilos, con el 50% en la oferta nacional y el otro 50% de afuera, porque Chile destina su ganadería bovina para producir leche y la carne ha sido un subproducto de ella", enfatiza Miguel Ponce.
Y, de acuerdo con los expertos, la tendencia es a un crecimiento del volumen de las importaciones. En enero pasado, el total de las importaciones de carne bovina fue de 10.834 toneladas, equivalentes a una variación positiva de 75,4% en comparación con las 6.175 toneladas de igual fecha del año anterior.
Sin embargo, esto no significó un aumento concretamente en el precio pagado por las importaciones, ya que durante enero del 2013, el valor promedio por tonelada de carne bovina fue de US$ 5.851, cifra 7,8% menor a los US$ 6.345 de igual período del 2012, de acuerdo con cifras de ACHIC.
En este panorama el dólar ha jugado también su rol.
"Hay que considerar que el valor del dólar nacional en general ha estado muy conveniente para las importaciones de productos y, por supuesto, se incluye la carne bovina" afirma Miguel Ponce.
Por ello, lo que ocurre en los países proveedores y también en el mercado global impacta directamente en el precio interno del ganado. Sin embargo, el panorama global se ve estable. "En el escenario internacional, los precios de la carne bovina fueron altos durante el 2012, a pesar de la crisis económica europea, y no se espera que presenten variaciones significativas, como sucedió con la carne ovina. No hay motivos que difieran de la situación del año pasado, hay un balance entre oferta y demanda. Ningún analista ha previsto caídas en los precios que sean equivalentes a las del mercado ovino", sostiene Prado.
Sin embargo, la crisis europea habría significado restricciones en la demanda. Y no sería la única zona del mundo en esas condiciones.
"Se observa una disminución del precio internacional desde septiembre de 2012, producto de que la Unión Europea ha tenido una baja demanda. También otros mercados asiáticos han disminuido sus compras y otro comprador importante, Rusia, ha demandado menos carne bovina. La causa es la crisis financiera internacional", afirman en ACHIC.
Sin embargo, ello no sería tan preocupante, ya que aparecen nuevos consumidores en otros puntos del planeta.
"La demanda de las naciones en desarrollo, por otro lado, sigue creciendo y el poder de compra de los países productores de petróleo sigue en aumento. Se han visto cifras similares y las proyecciones se mantienen con las del año pasado, no se ve que haya una sobreproducción en ningún país", explica Prado.
Nuestros complejos proveedores
Pero Chile tiene como vecinos a pesos pesados en la ganadería global, como Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay.
Lo que ocurre con ellos es clave para el país, ya que son nuestros principales proveedores -especialmente los tres primeros- y por ello cualquier cosa que los afecte puede redibujar el panorama local. Uno de los problemas recurrentes es la detección de enfermedades, como la fiebre aftosa por ejemplo, que provoca el cierre casi automático -tanto de Chile como de otras naciones- de las importaciones desde el país afectado, lo que lleva a buscar esos volúmenes en otros proveedores. Y, cuando se reabre el mercado los que estuvieron "congelados" intentan reconquistar espacios con precios más bajos.
Como ocurrió con Brasil, donde la enfermedad de la vaca loca afectó las exportaciones. Lo que ocurra con ese país impacta a Chile, ya que representa el 53,4% de las importaciones de ganado bovino. Paraguay, en tanto, vio paralizados sus envíos por detección de aftosa, en septiembre del 2011, aunque el país le reabrió las fronteras recientemente.
"La carne paraguaya puede tener una influencia negativa en los precios internos, porque proviene de una ganadería extensiva, con alta edad de faenamiento y con razas índicas, factores que reducen la calidad de la carne. Este hecho puede verse acentuado cuando se faenan vacas de desecho, pero que vienen con la letra A. Esa situación es amenazante y es válida para todos los países del Mercosur", afirma Rodrigo Prado.
El otro gran proveedor, Argentina, también está complicado con sus exportaciones por problemas internos.
"Por el manejo económico, sus exportaciones están restringidas a un mínimo. Los precios están estancados, pero muy reducidos en relación con el dólar paralelo. A su vez, y por efecto de la inflación, la retención de vientres se transforma en liquidación de vientres desde el 2012; el panorama se ve sombrío por la caída en la rentabilidad ganadera", explica el especialista.
Por otro lado, las carnes procedentes de EE.UU. -país que ya es responsable de 8,3% de las importaciones- presentaron los precios más bajos, con US$ 5 promedio por kilo.
"La producción de este país, el principal productor de carne bovina en el mundo, tiende a la baja, ya que la masa ganadera es la menor de los últimos 60 años. La sequía ha contribuido con esta baja en la producción y por esta menor oferta se esperan precios récord en EE.UU. el 2013", explica Prado.
El primer paso ante una crisis
Dado que en esto hay factores exógenos, pero también internos, es importante, dicen los expertos, que los ganaderos estén preparados para adaptarse a estos vaivenes y tomar medidas según el aspecto central de su negocio, lo que considera especialización genética y mayor inversión en tecnología, entre otros factores que rentabilizancen el negocio.
"El ganadero dedicado a la recría y a la engorda tiene que ser especialmente cuidadoso al comprar ganado para incorporarlo a su sistema productivo. Debe, además, tratar de mejorar los parámetros productivos, de modo de reducir los costos unitarios de producción, lo cual implica inversiones, uso de tecnología, infraestructura y mecanización, entre otros. Tiene que manejar todos los aspectos técnicos que influyen en su ganado y mejorar todos sus parámetros productivos, junto con las personas que trabajan con él, para que se produzca el máximo óptimo de kilos por hectárea, y así sea más rentable", explica Rodrigo Prado.
Por ello, Prado es enfático en que todos los factores deben ser manejados en forma muy acotada, para desenvolverse bien aún en períodos con caídas de precios. Esto es especialmente efectivo cuando se viven procesos como los actuales, con importantes alzas de precios en insumos claves, como el maíz y la soya.
87,2kilos de carne por habitante fue el consumo en Chile en 2012. Es decir, 17 más que los 70,2 de 2002. Del total, 22,4 kilos fueron de carne bovina, 37 de aves y 27 de cerdo.
3,5%aumentó la producción nacional de carne bovina. El 50% del consumo interno proviene de importaciones. Brasil es responsable de cerca del 50%, seguido por Argentina.
6.345dólares fue el valor promedio por
tonelada de carne bovina importado en enero de 2013, 7,8% más que los US$ 5.851 de igual mes de 2012.
$2.250fue el valor que se pagó por el kilo de carne a mayorista en enero, levemente superior a los US$ 2.232 del mismo período del año anterior.
Fuente: Revista del Campo- El Mercurio