Duro informe de la autoridad sanitaria del Viejo Continente critica la capacidad del organismo chileno para asegurar la trazabilidad de la carne vacuna. En el SAG prometen solución a mediados de año, pero los privados creen que se requiere un trabajo de largo aliento y mayor compromiso por parte del Gobierno.
La reunión fue citada en forma urgente la última semana de marzo. Los máximos dirigentes de Faenacar, el gremio que reúne a las plantas procesadoras de carne, ingresaron a la oficina del ministro de Agricultura llenos de dudas. Adentro los esperaba el secretario de Estado, Luis Mayol, y Aníbal Ariztía, director nacional del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).
Los líderes empresariales estaban al tanto de que Mayol y Ariztía les darían una pésima noticia. En el rubro ganadero había corrido como reguero de pólvora el informe negativo de la Oficina Alimentaria y Veterinaria (FVO, por su sigla en inglés) de la Comisión Europea, sobre la producción y certificación de la carne chilena. En la reunión, los integrantes de Faenacar se enteraron de primera mano de la estrategia que tomaría el Minagri.
Luis Mayol y Aníbal Ariztía les informaron que los europeos habían solicitado a Chile cerrar por iniciativa propia sus exportaciones de carne bovina a Europa, de lo contrario la Unión Europea prohibiría su entrada. Los asistentes concordaron con las autoridades que esa última alternativa sería un escándalo de proporciones, que podría motivar a terceros países a cerrar sus fronteras a los bovinos chilenos.
De hecho, no hubo peros empresariales al anuncio de las autoridades del Minagri de que el SAG suspendería la entrega de certificados necesarios para ingresar a Europa. Eso, a pesar de que por años la industria ganadera chilena había hecho un insistente lobby para ampliar su cuota de ingreso a un mercado que parecía El Dorado, con cientos de millones de consumidores dispuestos a pagar bastante por la carne de alta calidad chilena.
Es que el informe de la FVO, firmando por Bernard van Goethem, había sido contundente. “El equipo auditor advierte que los componentes locales y regionales de la autoridad competente a menudo fallan en usar de manera apropiada su capacidad de gestión, especialmente en el campo de la trazabilidad de bovinos vivos elegibles para la Unión Europea”.
Era un tiro directo a la gestión del Servicio Agrícola y Ganadero y a uno de sus proyectos más discutidos, el Sistema de Información Pecuaria (Sipecweb). En 2011, el mismo organismo había advertido de las falencias.
“Los europeos le pusieron un pie encima al SAG, dicen que le falta poder para ejercer su autoridad y hacer cumplir la norma interna”, afirma un dirigente gremial que prefiere el anonimato.
En el Servicio Agrícola y Ganadero aclaran que las deficiencias detectadas se relacionan con la aplicación de protocolos vigentes para la exportación y que las acciones del SAG deben ser reforzadas, en cuanto al sistema de producción y movimiento de animales.
“Si bien la Unión Europea reconoce que se han implementado medidas correctivas a observaciones anteriores, éstas aun no se consideran suficientes”, señala Aníbal Ariztía.
Frente a los informes oficiales anteriores de la FVO con observaciones al sistema chileno, en el SAG señalan que el sistema de exportación de carne bovina está siendo permanentemente auditado por distintos países, con diferentes exigencias.
“El SAG en conjunto con los distintos agentes de la cadena productiva trabaja en diversas soluciones (…) Así como pueden indicarse incumplimientos para un mercado específico, existen otros socios comerciales para los cuales el SAG y la cadena de producción entregan garantías suficientes. Cabe señalar que la calidad del sistema chileno de certificación ha sido reconocida por exigentes mercados; de hecho, Hong Kong acaba de denominar al SAG como ‘autoridad sanitaria competente’, lo que significa que los productos cárnicos chilenos que llega a dicho país no requieren de una nueva inspección, por estar ya certificados por el SAG. Por otro lado, el último año Chile ha sido declarado apto para exportar a China y Corea”, aclara Ariztía.
Eduardo Tamm es ganadero de la zona de Los Lagos, en las cercanías de Valdivia. Sus dos campos producen cerca de 200 novillos y 150 vaquillas al año. Tamm tiene claras las falencias del Sipecweb.
“Hemos mandado animales al matadero que dos o tres meses después uno los revisa en el sistema y siguen vivos. No sé si es un problema de falta de digitadores en el SAG o en el software, no soy un experto. Lo que tengo claro es que el Sipec siempre ha funcionado mal”, afirma Tamm.
Para el ganadero, el problema es que los que pagan los platos rotos son los productores con predios tipo Pabco A, únicos habilitados para exportar a Europa. Explica que a partir de marzo ha enfrentado una baja de 20% en el valor de sus terneros.
“El problema más grande que nos genera es de imagen. Que hayamos salido mal en una auditoría y que Chile se haya bajado de la exportación es una voz de alerta de que las cosas no se están haciendo bien. Como productores creemos que la responsabilidad pasa fundamentalmente por el SAG”, reclama Christian Arntz, presidente de los productores de carne bovina.
Arntz explica que el Comité de Carnes Rojas, que reúne tanto a los ganaderos como a los procesadores, le envió una carta al director del SAG, el 12 de julio del año pasado advirtiéndole de las falencias del Sipec.
“Le dijimos que no creíamos que el sistema fuera a funcionar. Era mejor echar pie atrás y comprar uno que ya estuviera funcionando y no seguir en el desarrollo de un software que ha consumido recursos importantes, sobre $1.500 millones, y que no ha tenido resultados concretos. La autoridad insistió en seguir adelante. A los productores de carne no se nos puede echar la culpa”, explica Arntz.
Lo que el Comité de la SNA le planteó en la carta fue que la implementación de las mejoras al Sipecweb había fracasado y que las reuniones de trabajo acordadas a nivel nacional habían sido suspendidas.
“La experiencia que han tenido en terreno durante estos últimos meses, tanto de productores como ferias de ganado y plantas faenadoras, con el sistema Sipecweb y los funcionarios a cargo de su implementación, ha sido decepcionante. Esto nos lleva a concluir que es muy poco probable que este esfuerzo de mejoras tenga éxito y esté a la altura de los requerimientos técnicos y de confiabilidad que demanda un sistema de información que soporte el futuro Sistema Nacional de Trazabilidad que buscamos construir”, le plantearon Patricio Crespo, María Gracia Cariola y Tomás Erber, los firmantes de la carta.
Lo que preocupaba era que se ponía en riesgo el sistema de certificación de exportaciones, la implementación del Programa de Erradicación de Tuberculosis, e incluso la nueva Ley sobre Abigeato y la puesta en marcha del seguro para ganado.
Ante todo pedían una solución definitiva al problema de contar con un nuevo software para manejar los datos como soporte del nuevo Sistema de Trazabilidad.
En la reunión con Faenacar el ministro Mayol y el director del SAG se comprometieron a solucionar el problema con la Unión Europea a mediados de año. “Estamos trabajando con productores ganaderos, médicos veterinarios, ferias y faenadores, para que en conjunto hagamos las propuestas necesarias que permitan satisfacer en el corto plazo las condiciones de la Unión Europea y poder retomar los envíos, idealmente, en la próxima cuota arancelaria (N. de la R., que parte en el segundo semestre)”, explica Ariztía. Eso sí, entre los ganaderos hay escepticismo.
“Una solución parche para los pocos que están exportando hoy es factible de hacer de aquí a mediados de año. Sin embargo, solucionar el problema de la trazabilidad, que no se ha resuelto en cinco años, no va a suceder en tres meses”, afirma Christian Arntz.
Una de las primeras medidas del SAG fue sacar a Óscar Videla de la jefatura de la División de Protección Pecuaria y nombrar en forma interina a Héctor Escobar. En el SAG prefirieron no referirse a la salida de Videla.
En Osorno, capital de la producción bovina, aseguran que antes de hablar de soluciones técnicas del Sipec, se necesita un real compromiso gubernamental.
“La Sago le dijo, al más alto nivel, en reiteradas ocasiones al SAG que primero tenía que asegurar un seguimiento del sistema de trazabilidad y movimiento animal. Lamentablemente parece que hay otras prioridades”, afirma José Antonio Alcázar, gerente de la Sociedad Agrícola de Osorno (Sago).
El dirigente agrega que “tiene que haber una política que baje desde el Presidente de la República, al Minagri y al SAG. Esto es lo mismo que el pago de impuestos, si no cumples te viene un castigo muy fuerte. Por ejemplo, nadie hace las declaraciones de existencia anual porque no le pasa nada”.
Alcázar propone que sea requisito obligatorio para los ganaderos tener al día el movimiento animal y de existencia anual, si es que quieren participar de cualquier instrumento del Indap, del SAG u otro estatal.
En tanto, Arntz cree que es necesario que las políticas para superar los problemas de trazabilidad se diseñen junto a los productores. En tanto, Arntz hace hincapié en la necesidad de mejora de la comunicación con los ganaderos.
”Las señales que ha dado el Servicio Agrícola y Ganadero son erráticas, las fechas de implementación no se cumplen. Solo una vez que tengamos un sistema ciento por ciento operativo y que los productores sepan usarlo, es posible hacer exigencias con el rigor que tiene el Servicio de Impuestos Internos con la declaración de impuestos”, afirma el dirigente ganadero.
“No hay explicación para que en cinco años no se haya podido implementar un software que administre en forma correcta el sistema de trazabilidad ganadero. Y son empresas chilenas las que desarrollaron el software de trazabilidad a los uruguayos… Para esto se requiere un cambio cultural y hemos perdido cinco años”.
En el Servicio Agrícola y Ganadero advierten que las exportaciones a Europa solo representaron el 0,7% de la producción de carne bovina chilena de 2012. Ahora bien, si se suman las importaciones, el volumen que viaja al Viejo Continente, equivaldría al 0,3% del consumo chileno. Es por eso que en el SAG no esperan efectos en el mercado interno de la carne.
Sin embargo, para José Antonio Alcázar, el impacto puede ser significativo. “La carne que va a Europa es la de mejor calidad y marca los precios máximos que obtienen los ganaderos. Es como si a una casa le hubieran quitado el segundo piso, los productores quedaron con un techo más bajo. Si agregamos la reapertura del mercado chileno a la carne paraguaya, que compite por precio, estamos ante una tormenta perfecta”.
La carta enviada a Óscar Videla por Bernar Van Goethem con el resultado de la última auditoría concluye que “el sistema Pabco A, especialmente diseñado para el ganado bovino, no es capaz de asegurar que sólo se están sacrificando animales certificados para exportar a la UE. Y que Sipec no está siendo confiable para asegurar la trazabilidad del ganado bovino”.
Algunas de las falencias fueron: no todos los movimientos entre planteles del ganado bovino quedan registrados; demoras -semanas- entre el traslado de los animales, la notificación y el registro en la base de datos; el mismo número del Rol Unico Pecuario puede ser usado por dos o más planteles; el manejo de los autocrotales no asegura la trazabilidad; el desempeño de los veterinarios autorizados es débil; en los mataderos no fue posible verificar la trazabilidad de los animales, y en el registro, los tratamientos aplicados por los veterinarios no estaban asociados a los vacunos identificados.
Fuente: Revista del Campo- El Mercurio