El uso de la canola en la alimentación del ganado reduce hasta en un 13% las emisiones de metano y dióxido de carbono.
La introducción de esta planta oleaginosa en la alimentación animal reduce entre un 6 y un 13% las emisiones de metano y entre un 6,8 y un 13,6% las de dióxido de carbono. Además, mejora la eficiencia de uso de la materia orgánica digestible entre un 4,4 y 10,1%, y reduce la fermentación de la dieta entre un 6,2 y 11,8%, sin mermar por ello su digestibilidad.
La torta de canola, también llamada torta grasa, es el subproducto que se obtiene tras prensar la planta para extraer su aceite y es una buena fuente de proteínas para el ganado.
Las ventajas de la utilización de la canola comienzan desde su propio uso como cultivo de rotación, ya que es capaz de aumentar la productividad de cereales y mejorar la estructura del suelo. Además, una vez cosechada, puede emplearse como biocombustible y añadirse al diésel en diferentes proporciones tras un simple prensado en frío. El producto desechado en este proceso se emplea a su vez para la elaboración de forraje animal, con la consiguiente reducción de costos para el ganadero y con una mayor eficiencia en la emisión de gases de efecto invernadero.
En España se está llevando a cabo un proyecto que busca aprovechar los cultivos de canola para mejorar la productividad agraria y reducir al mismo tiempo la emisión de gases de efecto invernadero Este proyecto, Life-Seed Capital, está financiado por la Unión Europea a través del programa Life+ y está liderado por el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, NEIKER-Tecnalia y por el Centro Multidisciplinar de Tecnologías para la Industria CEMITEC.
Fuente: InfoCarne