La actualización incluía una distinción entre las subespecies Bos taurus y Bos indicus, y la creación de la categoría "Sin Especificar" -además de las de VACUNO existentes-, donde caería la mayoría de la carne que llega desde Paraguay y Brasil. Ambos países reclamaron ante la OMC por considerarlo un obstáculo al comercio y el Gobierno decidió retirarla. Los gremios locales reclaman no haber sido consultados.
Los gremios del sector lo veían venir desde hace un par de meses. Sin embargo, solo hace algunas semanas recibieron la notificación oficial del Ministerio de Agricultura. La nueva normativa para la tipificación de la carne bovina -una aspiración de larga data de la industria y los productores-, tal como se había definido hace más de un año en el Instituto Nacional de Normalización (INN), en conjunto con los representantes del rubro, el SAG y Odepa, no entrará en vigencia tal como estaba.
La decisión se debe a que los gobiernos de Brasil y Paraguay, los mayores proveedores de carne bovina para Chile, presentaron observaciones ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) por considerar que el principal cambio del documento constituye una medida paraarancelaria.
El reclamo -que paralelamente también realizaron los gobiernos de EE.UU. y Colombia, dos representantes del sector privado brasileño y la Asociación Chilena de la Carne (Achic)- se debe a la incorporación de una distinción entre las subespecies Bos taurus (razas europeas) y Bos indicus (razas cebuinas), y a que se agrega la categoría "Sin Especificar (SE)" a las ya existentes, representadas por las letras de VACUNO. En esta nueva categoría quedarían los Bos indicus, que corresponde a la mayor parte de la carne de Paraguay y Brasil.
Entre los argumentos presentados ante la OMC por los exportadores destaca que en la glosa arancelaria de importación de carne bovina chilena no hay distinción entre subespecies, por lo que la carne es considerada como un solo producto. Esto llevó al SAG y a Odepa a hacer un análisis y consultar al Departamento Regulatorio de la Direcon qué hacer.
La conclusión fue que "las propuestas objetadas podrían contravenir artículos contenidos en el GATT de 1994 y en el Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio (OTC) y, por ende, existiría un alto riesgo de que un tribunal o un panel eventualmente considere que el Estado de Chile ha infringido sus obligaciones internacionales", indica por escrito el Ministerio de Agricultura.
El retiro de la normativa no cayó bien en la Asociación de Plantas Faenadoras Frigoríficas de Carnes (Faenacar) ni en la Asociación de Ferias Ganaderas (Afech), y menos aún entre los productores nacionales, agrupados en Fedecarne, quienes insisten en que hay criterios técnicos que fundamentan el cambio normativo, pero que en la decisión de las autoridades primó el factor comercial.
"Es una molestia que no se hayan visto o socializado antes las razones que se iban a dar, sino que las autoridades nos entregaran una información cuando la decisión ya está tomada", dice el presidente de Fedecarne, Christian Arntz, y adelanta que están estudiando el tema para pedir una audiencia con el ministro Carlos Furche.
Gremios divididos
Mientras las importaciones de carne bovina a Chile han crecido 66% en los últimos cinco años, según el último informe pecuario del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la producción nacional de carne ha caído 14%. Una de las batallas que han intentado dar los productores para enfrentar esa pérdida de terreno es destacar la mayor calidad de la carne local, de la subespecie Bos taurus, tanto por sus características organolépticas como porque lo que se comercializa efectivamente corresponde a la categoría "V" -que incluye a los toritos, novillitos y vaquillas de hasta cuatro dientes permanentes-, mientras que la proveniente de otros países en muchos casos se etiqueta como "V" sin corresponder a ese grupo.
Para zanjar la diferencia y entregar más información a los consumidores, en agosto de 2012 el ministro de Agricultura de ese entonces, Luis Mayol, propuso modificar la norma de tipificación, haciendo la distinción entre las subespecies e incorporando la categoría "SE", lo que finalmente quedó en la nueva norma.
Las razones para ello es que así el consumidor tendría más información. Arntz reconoce que siempre se contempló que los países exportadores podrían reclamar, pero insiste en que las razones técnicas validan la modificación.
Entre esos criterios técnicos, había elementos genéticos y zoológicos. "Sin embargo, se contraponen con los comerciales y la OMC hace prevalecer estos últimos, por lo que lamentablemente perdimos", explica Carlos Alfaro, director de Faenacar.
El único gremio de la carne que se opuso desde un comienzo a la modificación e incluso presentó sus observaciones ante la OMC es Achic. Ellos sostienen que sacar a los Bos indicus de la tipificación -dejándolos como "SE"- perjudicará aún más a la carne nacional. Esto porque, indican, pese a que con el sistema actual "se comete fraude en las plantas extranjeras que exportan a Chile, aún se efectúa en ellas un cierto control, en virtud del cual una parte de lo que se envía a Chile corresponde efectivamente a la categoría 'V"'.
El gerente general de Achic, Miguel Ponce, plantea que habría bastado con realizar una campaña de promoción e información entre los consumidores nacionales sobre la calidad de la carne chilena, sin cambiar la normativa. "Los productores siempre se han opuesto a cualquier forma de importación de carne, pero la importación aquí no se va a eliminar por decreto", sostiene, y añade que de los 24 kilos de carne que consumen en promedio los chilenos al año, más de la mitad es importada.
Nuevos frentes
Si bien la nueva norma de tipificación mantendrá aspectos menores que se modificaron -como cambiar solo la categoría de los cortes y no de todo el animal cuando presenta contusiones, y dejar fuera del peso de la canal a las grasas arriñonadas-, el retiro del cambio principal abre nuevos frentes de discusión.
Uno de ellos es si es conveniente mantener la obligatoriedad de la tipificación de la carne bovina considerada en la Ley de la Carne, y que no tiene esa condición en ningún otro país. Sin embargo, eliminar esa obligatoriedad requiere cambiar la ley y, por lo tanto, implica más tiempo. Además, los gremios del sector no lo consideran conveniente, por la familiaridad que tienen los consumidores con la categoría "V".
"Es un tema complicado, porque no existe ningún otro alimento que tenga tipificación, ni siquiera el cerdo, el pollo o los quesos... Hay marcas o sellos, pero no una tipificación y mucho menos obligatoria", asegura Carlos Alfaro. Adelanta que en la reunión que tendrán este mes en la Mesa de la Carne, en la SNA, buscarán tomar una posición única al respecto.
Una buena disposición para ese cambio tiene el presidente de Afech, Alejandro Vial, quien plantea que, a pesar de que es un camino más largo por el cambio en la legislación, puede ser viable, pero con un buen estudio de los pros y contras. También asegura que la Afech es partidaria de que la tipificación llegue hasta la canal y no al corte -o al mesón, como también se le define-, otro de los aspectos que generan diferencias gremiales.
En Faenacar también son partidarios de que se mantenga la categoría que se asigna en la canal y destacan el buen manejo del SAG para asegurar que ésta se mantenga. Desde Achic, Miguel Ponce agrega que existe un error técnico al utilizar parámetros de tipificación para la venta al detalle.
Pese a que la mayor parte de los gremios da por perdida la batalla y piensa en estos nuevos frentes, el presidente de Fedecarne advierte que no hará ninguna aseveración pública mientras no resuelva la conversación pendiente que tienen con el ministro, para pedir explicaciones por no haber sido consultados para tomar la decisión de retirar la nueva normativa de tipificación.
Recuadro.
-Las propuestas objetadas podían contravenir acuerdos internacionales e infringir obligaciones, explican en el Minagri.
-En la decisión de retirar la modificación primó lo comercial por sobre lo técnico, reclaman los gremios.
-Proyecto busca desarrollar nuevo sistema para medir la edad de la carne
Uno de los problemas que tiene el sistema de tipificación de la carne es que se basa en la edad del animal, lo cual hasta ahora solo puede determinarse al revisar la dentura. Por ello, una vez que el animal ha sido despostado es casi imposible calcularla. Sin embargo, desde hace tres años la investigadora y académica de la Universidad de Santiago, Gerda Tomic, lidera un proyecto que permitirá conocer la edad a partir de muestras tomadas a la carne.
Básicamente, lo que hace es medir los cambios de las células con el paso del tiempo. "De acuerdo con la edad se va pasando por distintos sistemas bioquímicos y fisiológicos que hacen que la emanación de compuestos orgánicos volátiles generen patrones distintos", explica Gerda Tomic, lo que permite determinar la edad del animal.
Con las muestras tomadas en el mercado nacional lograron diferenciar si las carnes correspondían a la categoría "V", con una correlación de 0,92 entre la cronometría dental y el patrón genético de compuestos volátiles que desarrollaron en la Usach, en conjunto con la Universidad Federico Santa María.
"El proyecto progresó perfecto en carne fresca y se demostró que la correlación es alta", destaca la investigadora, lo que generó la solicitud de una patente nacional y dos internacionales, en Brasil y Estados Unidos, además de un manual para el proceso de muestreo y análisis de resultados en laboratorio y un plan de transferencia al SAG.
El paso siguiente, para el cual están esperando la aprobación de un nuevo proyecto Fondef, es realizar la medición con carnes importadas Bos indicus, para lo cual ya cuentan con el apoyo del SAG en la obtención de las muestras. De ser exitoso, podría despejar las dudas de los ganaderos locales sobre la verdadera edad de la carne que se importa a Chile.
"Si el método funciona bien con las carnes importadas va a servir para saber qué carne es la que está ingresando. Nuestra función como universidad es ayudar a que haya una mayor fiscalización para cumplir con la transparencia que necesita el mercado", sostiene Gerda Tomic.
La académica del Departamento de Ciencias y Tecnología de los Alimentos de la Usach adelanta que los próximos pasos irían en la línea de crear una norma para este método de determinar las edades y desarrollar un dispositivo portátil que ayude a acelerar el resultado del análisis, que hasta ahora toma como mínimo dos días.
Fuente: Revista del Campo - El Mercurio