El embarque de reses al gigante asiático para ser explotadas por la industria lechera es un negocio compatible con la lechería nacional y deja un margen de ganancia adicional a los productores.
Chile es uno de los cuatro países del mundo, junto con Uruguay, Australia y Nueva Zelandia, que cumplen con los requisitos sanitarios para exportar vaquillas a China. Esto abre un nuevo mercado al excedente natural de hembras bovinas que nacen en la industria lechera, que de otro modo terminarían en el matadero.
Sin manipulación genética, aproximadamente, la mitad del ganado nace hembra, y de esta porción, un 40% se destina al reemplazo de las vacas lecheras que por edad son dadas de baja después de cinco años, según explica el gerente general de Tattersall, Alejandro Vial.
El restante 60% de vaquillas queda disponible para ser vendido como carne en pie (vivas), a un precio aproximado de $1.000 el kilo, esto es, unos $250.000 por cabeza. Pero este nuevo negocio de envíos permite exportarlas a China a un valor aproximado de $500.000 cada una. "La misma vaquilla de antes de este negocio hoy vale el doble", explica Vial.
Por lo anterior, empresas como Tattersall, Minerva Foods o Cooprinsem ya han comenzado a seleccionar ganado para exportación y someterlo a una precuarentena previa a los embarques. Se trata de hembras de leche de seis a 14 meses de edad, que cumplen con los requisitos de calidad requeridos por la industria china y que cuentan con las autorizaciones sanitarias del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).
Según datos entregados por el Ministerio de Agricultura, en 2014 se exportaron 200 vaquillas a Argentina, 308 a Perú y 7.300 a China, que se enviaron en un barco especialmente acondicionado el 28 de diciembre pasado. De acuerdo con el censo de 2007, la población total de vaquillas en el país alcanzaba las 535.262 cabezas.
El gerente de Tattersall señala que no se trata de un negocio con grandes proyecciones de crecimiento, pero sí de sustentabilidad en el tiempo, adelantando una probable exportación de 25.000 cabezas para 2015. Así, si se considera el precio que paga China por cada ejemplar, los envíos este año podrían totalizar unos US$ 20 millones.
El ejecutivo agrega que "creo que les mejoraría mucho el negocio a los lecheros, en la medida que no se entusiasmen, vendan todas las vaquillas y a corto plazo se queden sin vacas, pero si lo hacen ordenadamente es una buena oportunidad".
La visión es compartida por Juan Plaza, gerente de recursos humanos de la trasnacional ganadera Minerva Foods, quien afirma que la proyección del negocio tiene un techo natural, ampliable en términos de eficiencia. Agrega que se puede manejar racionalmente porque los ciclos de exportación son de seis meses, que es la edad a partir de la cual pueden embarcarse las vaquillas. "Este año nosotros compramos en mayo y junio, cuando cerramos el lote en noviembre ya había vaquillas que a diciembre tendrían los seis meses", dice Plaza.
Añade que de otra manera esos animales terminarían faenados en el matadero, para el consumo interno de carne. "Al negocio le veo proyecciones de que se mantenga el ciclo de reproducción, y puede ser permanente, hay un techo natural que se puede ampliar en cierto porcentaje", indica.
Según Alejandro Vial, una vía de optimización de este negocio sería la utilización de semen sexado para incrementar el porcentaje de crías hembras en la reproducción. "Con semen sexado, los técnicos hablan de llegar a alrededor de 70% a 75% de hembras", dice el ejecutivo.
Agrega que el motivo por el cual China importa vacas y no leche obedece a la intención de desarrollar la industria lechera a nivel doméstico en el país asiático, aunque de todos modos indica que es difícil que puedan llegar a satisfacer totalmente su consumo interno. Además, China exige por contrato que se trate de vaquillas vírgenes, para que la intervención genética sea manejada por la industria de ese país.
Fuente: El Mercurio