Padre del dueño de los terrenos dijo que recibió un llamado telefónico en el que se le advertía que "va a haber una toma", por lo que decidieron hacer rondas. Daños en galpones y maquinarias superan los $500 millones.
Los carabineros que resguardan la entrada del fundo San Guillermo desde el domingo, después de que una treintena de encapuchados quemara maquinaria, galpones y amenazara a los trabajadores del lugar, están atentos. Ayer, antes de las 10 de la mañana, se escuchaban disparos en los alrededores del predio, ubicado a seis kilómetros de Cañete.
La guardia fue apostada en el lugar como medida de protección luego de que el domingo el grupo de encapuchados entrara por el ingreso principal del fundo, rompiera las cámaras y encañonara a los trabajadores y sus familias.
"Tienen dos días para dejar esta tierra. Es de nosotros", les dijeron.
Claudio Galilea San Martín, dueño del predio de 700 hectáreas, donde cría vacunos, ignora a qué apuntaba la amenaza. "Esta tierra no tiene reclamación ante la Conadi", asegura, mientras coordina el traslado del forraje a otro predio de su familia. Un camión se lleva las 500 cabezas de ganado, raza Angus, que hay en el terreno.
"El contratista que estaba cortando el bosque, dijo que va a seguir con la 'pega', pero solo con resguardo policial", agrega el hombre, que avaluó en $500 millones las pérdidas.
En enero, el cuidador de San Guillermo, Víctor Neira, fue baleado, y murió poco después en el hospital. Entonces los Galilea instalaron cámaras en dos predios que tienen en Cañete. En esta causa todavía no existen formalizados.
El padre del propietario, Claudio Galilea Martínez, cuenta que el sábado, antes del atentado, estaba con familiares y amigos en el campo. "Esa tarde me llamaron por teléfono y me dijeron 'va a haber una toma'. Entonces nos vinimos para hacer rondas", recordó.
La información del ataque también habría estado en manos de la policía y del Ministerio Público, según informan vecinos del sector. Y los agresores también estaban atentos a los movimientos en el predio: el atentado ocurrió después de que los Galilea dejaron el fundo, el domingo por la mañana.
"Abrí las cortinas y vi un montón de gente con la cara cubierta, y pensé 'no puede ser, acá no'. Venían con la vecina encañonada", cuenta la esposa de un trabajador, que no se identificó. "Ayer fui a dejar a mi hija de cuatro años a Concepción; no quiero que vuelva a pasar por esto. Yo pienso en mi familia, no estoy solo en esto", señala su marido.
"Ya me renunció un trabajador", indica el dueño del predio.
El Gobierno condenó los hechos y anunció una querella. "Rechazamos cualquier tipo de amenaza o ultimátum que se quiera dar a una persona que quiera vivir en el territorio", aseveró Enrique Inostroza, seremi de Gobierno del Biobío, quien actuó como vocero.
La fiscalía encargó peritajes al Labocar y a la PDI, y decretó medidas de protección. Se espera que Carabineros se refiera hoy a las medidas de seguridad que se adoptarán en la zona.
Claudio Galilea: "Fue un atentado violento y ruin"
"De esto, en un par de días más nadie se va a acordar, vamos a ser un número más de los atentados terroristas en la zona y nadie se va a hacer cargo", comenta Claudio Galilea, con desazón.
Hace quince años, su padre debió abandonar un predio ubicado en Lleulléu "debido al acoso permanente de violentistas", relata. Se trataba de una inversión desarrollada junto a un grupo holandés, que produjo bulbos de flores para exportación y dio empleo a unas 200 personas del sector.
Ahora es él quien está a cargo de la administración de las tierras de la familia, y los episodios de violencia se vuelven a producir. Eso, aunque asegura que nunca ha tenido problemas con las comunidades de la zona. "Esto fue un atentado violento y ruin", reclama.
"Yo hago un emplazamiento a nuestras autoridades, porque ni nuestros parlamentarios ni la Presidenta (Michelle) Bachelet se han hecho cargo de esto", recalca Galilea, quien se pregunta "¿qué están esperando las autoridades? ¿Que nos empecemos a matar unos con otros?".
"Acá la gente está atemorizada, y estamos atados de manos", acota.
La familia se reunirá esta semana con sus abogados para analizar las acciones a seguir. "Alguien tiene que responder por esto", afirma Galilea, mientras repasa los daños.
"En cuanto a la maquinaria, está toda perdida; de los galpones, también se perdió todo. Del forraje, salvamos el 5%. Prácticamente se perdió todo lo que había aquí", concluye.
Fuente: El Mercurio