En nuestro planeta, del total de emisiones de gases de efecto invernadero(GEI), menos del 10% son generadas por el ganado bovino (4,6 de 49 gigatoneladas de CO2-eq). En esta cifra se incluyen las emisiones indirectas, que corresponden a la producción de alimentos para el ganado, su procesamiento y transporte. Las emisiones directas, por la fermentación entérica, constituye un 39% de esta cifra, es decir 1,8Gt CO2-eq., lo que es no más del 4% del total de los GEI.
A pesar de este moderado aporte, que se ha exagerado más allá de lo debido, la ciencia ha trabajado intensamente para reducir las emisiones de la producción de carne y leche, logrando disminuciones muy significativas en materia de emisiones por kilo de carne o de leche producido, al introducir avances en nutrición, genética, reproducción, sanidad y manejo animal, sumado al avance en el manejo de las praderas y el pastoreo.
En Gran Bretaña, Canada y Nueva Zelandia hay sistemas de producción de carne a pastoreo con huellas de carbono de sólo 12kg CO2/kg de carne, lejos del promedio global de 37-45 kg CO2/kg de carne.
En Chile, las emisiones por lt de leche se han reducido significativamente si comparamos el progreso en la productividad de las vacas. Entre 1981 y 2018, la producción de las vacas ordeñadas subió de 1.750 a 5.300 lts/lactancia. En Europa, la producción lechera actual bordea los 8.000 lts/lactancia, y en California, las vacas producen 11.000 lts/lactancia y los purines se usan en forma creciente para generar energía limpia.
Adicionalmente, desde hace décadas que se dispone de modificadores de la fermentación ruminal, que entre otras funciones, reducen la producción de metano, en beneficio de la productividad y el medio ambiente. En vista de su impacto productivo y ambiental, su uso debiera extenderse.
Recientes avances en esta materia, permitirían disponer en un breve plazo, de un compuesto, (3NOP), que inhibe la formación de una enzima usada en la metanogénesis, lo que estaría reduciendo la emisión entérica de metano en vacas lecheras entre un 22 y 30%, en forma consistente, lo cual es un avance notable en favor del medio ambiente.
Este mismo compuesto, investigado por el Canadian Research Consortium en el programa Desafío Metano, ha logrado reducir la emisión de metano en ganado de engorda, en un 31-80% en dietas basadas en maíz procesado y en un 70% en dietas basadas en cebada procesada, con dosis de sólo 125mg/kg de alimento (base materia seca). En dietas a base de forrajes, la metanogénesis se reduce entre un 17-26%. No se reportan efectos negativos en la salud, el rendimiento en vara o las características de la canal.
Muy recientes, pero aún mas promisorios son los resultados sin precedentes, de la incorporación en la dieta de una macroalga roja, Asparagopsis taxiformis, reportados por investigadores australianos de CSIRO, en la engorda bovina con granos. Este efecto ya ha sido replicado con éxito en lechería, por investigadores de la U. de California, Davis.
Asparagopsis ha permitido reducir las emisiones de metano en hasta un 98%, sin efectos negativos en la calidad de la carne y con un efecto positivo en la ganancia diaria de peso, por confirmarse. En inclusiones de 0.05%, 0,10% y 0,20% de la materia orgánica de la ración, Asparagopsis redujo la producción de metano en un 9%, 38% y 98%, respectivamente. No hubo trazas de bromoformo en la carne, grasa ni riñones con dos días de retiro del alga antes del faenamiento. Esta investigación ya recibió el Food Planet Prize, de Suecia, por su potencial para lograr la carbono neutralidad en la producción bovina. Fonterra y Sea Forest ya han iniciado investigaciones en rebaños lecheros, pero falta resolver el tema del abastecimiento de algas, dosificación y otros.
Chile cuenta con Asparagopsis taxiformis y armata, en sus extensas costas, según M.E.Ramirez y col. Esto abre abre un interesante campo de investigación con un potencial comercial y ambiental muy interesante para el país
Fuente: El Mercurio-Revista del Campo