El agro está inquieto ante cambios en programas Corfo
22 agosto 2011

La Corfo ha estado un tanto voluble en los últimos meses. Desde que a fines del año pasado planteó rediseñar algunos de sus programas, diversos sectores miraron con preocupación. Mal que mal la entidad es una fuente de financiamiento de nuevos proyectos, especialmente para pequeños y medianos.

En el agro dos son los temas que inquietan: qué va a pasar con los clusters -en particular el alimentario- ; y segundo, las falencias en la nueva fórmula de financiamiento para las garantías, que permiten a los postulantes obtener financiamiento de un banco teniendo como aval a la entidad.

Muchos aún no olvidan la reacción de  los sectores ligados a los clusters -alimentario, acuícola, minero, servicios globales y turismo-, cuando, hace cuatro meses, el vicepresidente ejecutivo de Corfo, Hernán Cheyre, anunció que se descontinuarían. Tal fue el revuelo que Cheyre tuvo que recular.

Menos revuelo, pero igual preocupación surgió cuando, hace dos semanas, la institución lanzó su nuevo programa de garantías. Las políticas fueron alabadas desde el punto de vista macro, pero cuestionadas cuando se aterriza a la industria, a pymes y minipymes, las que, con las nuevas reglastendrían más dificultades para acceder a fondos.Y para el agro, donde el acceso al financiamiento es escaso y complejo, la Corfo es importante. Este semestre la agricultura nacional se ha llevado el 26 por ciento de los proyectos, transformándose en el segundo sector de importancia después del comercio.

Por esa importancia la piel de los productores está erizada.
 
La polémica de los clusters

A comienzos de mayo, Hernán Cheyre, vicepresidente ejecutivo de Corfo, señaló que se descontinuarían los clusters productivos. "Es una actividad que corresponde definir principalmente al sector privado", recalcó. Y ardió Troya.

Los sectores involucrados consideraron la decisión arbitraria para un proyecto que desde su lanzamiento, en la gestión de la ex Presidenta Michelle Bachelet (la política fue replicada desde la experiencia de países líderes en innovación como Finlandia, Nueva Zelandia, Australia y EE.UU., donde se han generado condiciones especiales para sectores competitivos), venía dando frutos.

¿Qué pasará con los fondos destinados a los clusters?, ¿se desechará el camino recorrido?, ¿financiará el Estado la innovación?, eran las preguntas.

Una de las organizaciones que más pino le puso cuando se llamó a conformar un cluster alimentario fue Chilealimentos. Planificar, dar la cara y defender la iniciativa fueron parte de sus labores.

"La etapa que nos correspondía realizar en la actual administración es que se llevaran a cabo las propuestas para estos sectores elegidos como prioritarios. El tema de los clusters es la forma que entendemos como los países desarrollan sus potencialidades", sostiene Alberto Montanari, presidente de Chilealimentos.

A comienzos de este mes el mismo Cheyre reafirmó la importancia de los clusters. Claro que permanece la incertidumbre de qué va a pasar con las platas destinadas a esos programas, con los sectores involucrados, o con la promesa de ampliar los rubros iniciales a otros de interés, que se había conversado cuando partieron. Tampoco si habrá una evaluación del rol de cada uno y una priorización de los que están haciendo mejor la pega.

"Los clusters continúan operando y recibiendo apoyo estatal, pero ya no operan en forma centralizada desde Corfo, sino que se trasladaron a los ministerios sectoriales respectivos o bien se integraron a otras mesas de trabajo público-privadas. Se están desarrollando líneas de apoyo en todas las aristas en las que, ya sea por fallas de coordinación, por la existencia de externalidades, o por la necesidad de proveer bienes públicos, se justifica una participación del Estado para actuar de puente que facilite la conexión", explica Matías Acevedo, gerente corporativo de Corfo.

Hoy, las cosas no están claras para los otrora sectores productivos regalones."Si a Agricultura se le asignan los recursos estamos de acuerdo con que de esa manera siga la política de clusters, aunque el nombre no guste. Si se va a borrar todo lo avanzado, no podemos compartir la forma de proceder. Una de las principales medidas que hemos impulsado ha sido que se cree el Ministerio de la Agricultura y Alimentación y que en él  se canalicen las políticas públicas de fomento al sector", recalca Montanari.

El parto de las garantías

Una de las herramientas que más usan los empresarios del sector al momento de postular a financiamiento de Corfo, son los fondos asociados a garantías, que respaldan los créditos de la banca. Por ejemplo, un agricultor postula a un programa específico, y sí le dan el financiamiento, el segundo paso es pedir el préstamo a la banca que lo otorga contra el respaldo estatal.

Hace menos de dos meses se lanzó un nuevo programa de financiamiento para fondos de Garantías de Instituciones de Garantía Recíproca, IGR III.
El programa (que reemplaza los programas de IGR I y II) tiene los siguientes cambios: exige cumplimiento de certificaciones adicionales respecto de los programas anteriores, provisiones adicionales, pago de intereses sobre los montos de las líneas de crédito Corfo, y promete potenciar la movilidad y divisibilidad de las garantías.

Para los expertos las nuevas exigencias tendrían más de agraz que de dulce.

Aunque, desde el punto de vista macro exige mayor garantía respecto de la emisión de certificados y, por tanto, mayor resguardo a los fondos públicos, desde el punto de vista de la industria, pymes y micro pymes, genera restricciones a los segmentos que por razones de riesgo no pueden participar.

"Los más chicos, al tener tanta restricción, van a ser los más perjudicados", sostiene Eduardo Donoso, socio de la empresa Bioinsumos Nativa.

Esto también podría afectar a las instituciones que otorgan créditos al agro, en especial las sociedades de garantías recíprocas. Dado que los bancos tienen un colchón mayor pueden reaccionar mejor ante las nuevas reglas, no así las organizaciones que necesitan fondos para ser solventes en el negocio del financiamiento.

"Las sociedades de garantías recíprocas antes contaban con un patrimonio que aportaba Corfo en efectivo, pero aparentemente eso se estaría reemplazando por una garantía y no por fondos", explica Carlos Urzúa de Rabobank.

Lo mismo opinan desde la Sociedad de Garantía Recíproca Agroaval.

 "El IGR III modifica los programas IGR I y II. Las condiciones distintas son menos favorables. Sin entrar a calificar si del punto de vista de los bienes públicos es mejor o peor, puedo decir que para nosotros que somos debutantes, entramos en una condición desfavorable respecto de los que ya tienen fondos asignados de programas anteriores. Nosotros evaluamos participar de esta industria en base a fundamentos de programas originales y, por tanto, la nueva propuesta es un cambio relevante", sostiene Juan Sutil, presidente de Agroaval.

Según fuentes de la industria, actualmente Corfo estaría trabajando en un proyecto pensando en una especie de IGR IV que podría recoger y corregir estas aprensiones.

Solución a las dificultades

Aunque la Corfo no se caracteriza por tener herramientas ciento por ciento para el agro, si no más bien ayudas que sirven para varios sectores, y que cada postulante ajusta a sus necesidades, según cifras de la institución sólo el primer semestre de este año una de cada cuatro postulaciones la hizo un agro empresario.

Con tal magnitud, llama la atención que haya pocos programas que se ajusten a necesidades específicas, con miras a los rubros más desprotegidos. "Hay muchos sectores que quedan fuera, principalmente los que no se venían trabajando en los clusters. Por ejemplo, la producción de hortalizas no está priorizado. Un tomatero de Colina no tiene capacidad para asumir una investigación aplicada financiada por la Corfo, pero, si pudiera, eso causaría un gran impacto en el sector", sostiene Eduardo Donoso.

Definir el escenario futuro para los clusters es otra de las prioridades. Los expertos cuestionan que haya tanta volatilidad, dichos no afortunados y cambios como una eventual tercerización en una política que fue creada para fortalecer sectores productivos que habían demostrado ser altamente competitivos.

"No se puede jugar con las políticas país. Falta mayor seriedad y gente capaz de reconocer los avances y fortalecerlos", dicen desde la industria.

Otro de los consejos es escuchar. Aunque es muy difícil dejar a todos contentos a la hora de hacer políticas, lo cierto es que para evitar reparos de algunos sectores e incluso tener que hacer ajustes a un programa anunciado, es clave agotar antes de la implementación, todos los canales posibles de comunicación con quienes estén directamente involucrados y acoger reparos.

Otra de las sugerencias sería apuntar los fondos de investigación e innovación al largo plazo, craneando soluciones para problemas futuros.

"Hoy hay mucha investigación básica, pero faltan soluciones conceptuales con miras a los negocios de aquí a 20 años. Por ejemplo, cuando pasó lo de los salmones con el virus ISA no había gente preparada para abordar esos problemas. Las soluciones que hoy se investigan son en general cortoplacistas",dice Eduardo Donoso.

Lo positivo: reconversión y fondos específicos

Pero no todo son problemas. Este año, la Corfo ha beneficiado a más de 9 mil agricultores con distintos fondos. Entre las herramientas más destacadas para el sector, los expertos llaman a mirar con atención las posibilidades que entrega el recién lanzado fondo para la reconversión y las platas específicas para el agro.

Hace un par de semanas se lanzó la primera medida de la Agenda de Impulso Competitivo: el Fondo de Garantía Corfo para la Reconversión. El interés de los agricultores fue inmediato. Solo la primera semana se entregaron mil operaciones de crédito.

 "Este fondo nace como respuesta a las necesidades del agro. Se detectó que muchas micro, pequeñas y medianas empresas carecían de las garantías para poder optar a financiamiento de largo plazo que les permitiera reconvertirse", sostiene Matías Acevedo.

Otras herramientas interesantes para el sector son los beneficios que se desprenden de programas conjuntos entre la Corfo y el Minagri.

 La subvención de un seguro ante riesgos climáticos como sequías, heladas o lluvias que subsidia el 50 por ciento de la prima (y en el caso de trigo, maíz y tomate hasta el 65%); la pre inversión en riego que apoya a asociaciones de regantes o empresas, para que realicen estudios de inversión en riego, drenaje y distribución, y subsidia hasta el 70% de los costos; los programas de mejoramiento genético a través de Innova Chile que han permitido crear nuevas variedades de frutas y hortalizas; y la pre inversión en eficiencia energética, medio ambiente, difusión y nodos tecnológicos; además de la opción de reprogramar deudas o financiar políticas de comercio exterior, son parte de las posibilidades.

También ha sido positivo el menor papeleo exigido. Se cambiaron los hasta 14 formularios por uno de una plana. Y sólo cuando los fondos son asignados se debe respaldar.

En lo que va del año, se han realizado más de 18 mil operaciones de crédito por US$ 1.120 millones, cifra superior a los US$ 298 millones colocados durante igual período de 2010.

 Cambios en que fijarse para la asignación de fondos

Para acceder a los recursos hay que ser micro, pequeño o mediano empresario con ventas que no superen las 100.000 UF; para los exportadores el tope es de 450.000 UF.
Se aumento el aval hasta 80% para operaciones de crédito con plazos superiores a 5 años.
Se amplió el monto máximo de garantía llegando hasta     UF 18.000.
Hoy se da garantía a operaciones de crédito con a lo menos dos años de gracia y cuotas diferenciadas.

 

Fuente. Revista del Campo- El Mercurio

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