“Hay poca oferta de ganado y en consecuencia hay pocos negocios que puedan resistir los actuales precios de las haciendas, lo que hace que se resienta la actividad en las plantas de la industria frigorifica”, explicó a El Observador el presidente de la Cámara de la Industria Frigorífica (CIF) Alberto González.

Además, el dirigente dijo que la baja faena es propia del período postzafra ganadera. Por su parte, el director de Operaciones del Frigorífico Tacuarembó/Marfrig, Marcelo Secco, opinó que el problema está determinado por la baja oferta de ganado. El precio de las haciendas, que complica los negocios, es consecuencia de esa reducción en el volumen de animales gordos que se destinan a faena, explicó. Las plantas de mayor faena que están inactivas son PUL, en Cerro Largo, que enfrenta problemas gremiales con sus trabajadores; Tacuarembó/Marfrig en Tacuarembó, que por el siniestro sufrido tiene su playa de faena en reconsrucción, y Lorsinal SA –ex frigorífico Ottonello– en Montevideo, una planta exportadora que otorgó licencia a su personal y que tiene su planta cerrada desde agosto por falta de negocios. Otra industria que está cerrada es Caltes SA, en Paso de los Toros, que básicamente opera con ovinos cuando registra actividad, en tanto que la planta del Municipio de Salto que fue arrendada habrá de reiniciar actividades solo con ovinos, según se anunció. También se encuentra paralizada desde el 1º de junio pasado la planta de Clademar SA, de Florida, que como se recordará cerró por problemas económicos y comerciales que sus dueños angoleños no pudieron superar. El resto de las plantas frigoríficas, incluyendo las de gran porte, se encuentran trabajando “a media máquina”, lo que obliga a estudiar la situación por la suba de los costos fijos.