A lejandro Granzotto lleva 25 años en el negocio ganadero, afincado en Villarrica, IX Región. Fue dirigente de los productores, se esperanzó por el auge de las exportaciones a mediados de la década pasada, vivió un par de años buenos en ese negocio, pero también muchos malos. De hecho, en el último par de años vio retirarse a muchos colegas, debido a los malos precios pagados por los animales.
En todo caso, el escenario que Granzotto vive en la actualidad nunca lo había enfrentado. En el último año el precio que pagan por sus terneros y vacas en edad reproductiva se multiplicó 300%.
“No tengo memoria de haber vivido una situación así. En un año el panorama cambió completamente. Lo más interesante es que se ve que es una tendencia de largo plazo, lo que le da solidez al rubro. Pasamos de ser vistos como un rubro marginal, con baja rentabilidad, a otro que tiene una rentabilidad interesante”, explica Granzotto.
La explicación está en el juego de la estancada oferta y la creciente demanda internacional. Como Chile produce sólo el 60 por ciento de las 330 mil toneladas que se consumen de carne vacuna en el país, es dependiente de los bemoles del mercado externo.
El nuevo escenario pilla al sector ganadero no sólo con la natural alegría, sino que también con una notoria falta de preparación.
La masa ganadera se acerca a los tres millones de cabezas, 25 por ciento menos que hace una década, lo que atenúa el alza de las ganancias. Entre los ganaderos y las empresas faenadoras la desconfianza es atávica, atizada por los malos retornos históricos y por el fracaso de las primeras exportaciones hace un lustro.
“No existe una mirada en conjunto de hacia dónde debe ir el sector ganadero. Eso se contrapone con que a corto, mediano y largo plazo los precios van a ser buenos. Además, como país, tenemos potencial para ser un productor de carnes premium, de calidad y precios altos. Corremos el peligro de perder un negocio que puede ser muy bueno para todo el sur de Chile”, advierte Christian Arntz, presidente de la Federación de Productores de Carne, Fedecarne.
En todo caso hay tiempo para ponerse a tono. Los ciclos ganaderos son más largos que otros negocios, por el período que toma aumentar el número de animales. “La recuperación de la masa ganadera va a ser lenta, nunca antes de 1 o 2 años”, explica Harry Jürgensen, gerente general de la Feria de Osorno.
Hay que ponerse manos a la obra para aprovechar esa ventana de tiempo.
Acá, algunas de las tareas más urgentes para aprovechar el período de vacas gordas.
1 MEJORAR CRIANZA
Para Rodrigo Prado, académico y asesor ganadero, una de las principales razones del mediocre índice productivo de Chile es el manejo nutricional de los animales durante la crianza.
Según Prado, hay que mejorar la tasa de crecimiento del ternero entre el parto y el destete.
“Es importante tener períodos concentrados de parición, idealmente de 60-70 días y en una época adecuada, que promueva una buena y más prolongada lactancia. Terneros nacidos tarde en primavera presentan un peso al destete muy inferior a terneros nacidos a salidas de invierno. Es conveniente que el ternero tenga ya un par de meses de vida cuando viene el gran crecimiento primaveral de la pradera. Se puede aspirar a pesos de destete de 250 a 300 kilos si la parición es temprana y sólo 170 a 220 kilos si la parición es tardía. En largos períodos de parición los pesos de destete son muy heterogéneos y el manejo de las madres se complica, porque una vaca puede tener 3 meses de gestación y otra 8 meses, con requerimientos nutricionales diferentes”, afirma Prado.
El asesor recomienda que cuando la dieta del ternero que aún esta al pie de la vaca se hace pobre, por pérdida de la calidad de la pradera y disminución de la producción de leche de la madre, se aplique suplementación diferenciada de los terneros (creep-feeding).
Rodrigo Prado estima que se debe trabajar con razas maternas con requerimientos acordes a los recursos forrajeros y al manejo predial. Esto permite facilitar el manejo nutricionaly llegar con buena condición corporal al inicio del período crítico de la pradera, lo cual reduce los costos de suplementación invernal, el pricipal gasto en la crianza.
Además, el asesor recuerda que a través de la genética se puede acelerar el mejoramiento de características asociadas a un mayor rendimiento y calidad del producto.
2 ELIMINAR ENGAÑO A CONSUMIDORES
Los productores de carnes están haciendo un lobby intenso. La semana pasada, Fedecarne agendó una visita con las cabezas de la Fiscalía Nacional Económica. El objetivo es pedirle a ese organismo que investigue la internación de carne desde países del Mercosur. No es que quieran impedirla, lo que solicitan es que se muestre la real calidad de los productos que llegan.
Es un secreto a voces que en Paraguay, Argentina y Brasil los controles son laxos. Un corte proveniente de una vaca, que debería ser tipificado como “U”, ingresa a Chile como “V”, categoría reservada a los novillos. De más está decir que esa última carne es más tierna y recibe mejores precios.
“Hay una distorsión completa en los supermercados. A los consumidores no se les dice la verdad. Enfrentamos una competencia desleal, pues en Chile las exigencias de los inspectores son muy altas y lo que se vende realmente corresponde a lo que se ofrece. A igual clasificación, la calidad de la carne chilena es muy superior a la que llega. El Estado debería intervenir para transparentar el mercado”, afirma Christian Arntz, presidente de Fedecarne.
3 CONTRATOS A LARGO PLAZO
No hay dos versiones. Las relaciones entre las empresas procesadoras de carne y los productores son malas.
Desde el punto de vista de los ganaderos se critica una supuesta poca claridad en el pago, especialmente en variables como el peso o el castigo por supuestos defectos de los animales.
El ánimo de los ganaderos se crispó aún más con la salida a exportar. Acusan que los precios de exportación no fueron transparentes y que las plantas faenadoras se quedaron con una parte importante de las ganancias.
Desde el punto de vista de las plantas se explica que debieron incurrir en fuertes inversiones para modernizarse y poder exportar. Ese elemento no sería suficientemente valorado por el resto de la cadena productiva.
Entre los productores se cree que una forma de salir de ese enfrentamiento es implementando un sistema de contratos. De esta forma los precios y especificaciones de producción serían conocidos de antemano y permitiría a los productores definir un horizonte amplio de inversiones.
En tanto, Nicanor Allende, ejecutivo de AASA y presidente de Faenacar, el gremio de las plantas faenadoras, apunta a reforzar la asociatividad en la cadena de la carne.
“Para desarrollar un negocio más justo, estable y de perspectivas en el largo plazo, es imprescindible mejorarla. La planta debe definir la orientación en el tipo de animal a producir y el ganadero debería producir en función de esas indicaciones. La asociatividad acorta la cadena, ya que genera la venta directa del ganadero a la planta. Un buen ejemplo son algunos exitosos programas de desarrollo de proveedores (PDP), que han logrado minimizar la desconfianza mutua y, en algunos casos, generar lazos de amistad”, explica Allende.
4 DISMINUIR BUROCRACIA
Uno de los efectos más importantes en la producción que trajo el auge exportador no fue el aumento de la masa ganadera, sino que el incremento de la burocracia en los campos.
Para ponerse a tono con las exigencias de trazabilidad e inocuidad de mercados como el europeo, el Estado implementó el programa de planteles animales bajo certificación oficial, mejor conocido por su sigla: Pabco. La propuesta fue que al cumplir con los requisitos se podría obtener un precio más alto por los animales, pues estarían destinados a mercados de mejores ingresos que el chileno.
El problema es que las ventas al exterior nunca despegaron, pero sí lo hicieron el número de papeles que llenar y trámites que cumplir en el Servicio Agrícola y Ganadero. Eso explica por qué un creciente número de productores está desertando de los Pabco.
“Ese programa fue diseñado en Santiago y faltó conocer más la realidad de las zonas productivas. Afortunadamente, percibimos que el Gobierno está abierto a modificar los Pabco. No se trata de rebajar el estándar de trazabilidad e inocuidad, sino que hacerlo más ágil. Es importante que se escuchen las sugerencias de los productores, tenemos muchas ideas que aportar”, afirma Christian Arntz.
5 CREAR MARCA
Una de las referencias en materia ganadera es Nueva Zelandia. Los oceánicos producen en praderas al igual que Chile y han sabido sacarle provecho a esa característica superior a través de la marca “NZ Beef”, que agrupa a toda su oferta y que justifica el mayor valor que pagan los consumidores internos y externos.
En cambio, en Chile no hay un elemento que indique que la carne local tiene un carácter premium por su origen de pradera, con razas europeas y por la terneza que logra.
Generar una especie de sello “Chile Beef” es una tarea urgente. La producción en Chile, más allá de los ires y venires de los precios internacionales, es más cara que en los países del Mercosur. Por eso la industria tiene que posicionarse como un oferente de carne premium, no de commodities, lo que se haría más fácil al crear una marca país ganadera.
6 TERMINAR CON LA DIVISIÓN ENTRE MERCADO LOCAL Y EXPORTACIONES
Está bien exigir a las plantas faenadoras extranjeras que cumplan con los requisitos que se hacen a sus símiles de Chile. Sin embargo, en estricto rigor, al interior del país existen dos tipos de realidades. Las faenadoras que exportan tienen mayores exigencias que las que se destinan al mercado local.
“Son dos mundos diferentes. Uno en el que se cumplen a raja tabla todas las normas de producción para obtener un producto inocuo, que es fiscalizado por el SAG, y otro de dudosa calidad, que es fiscalizado por la autoridad sanitaria. Esto es ‘digno de Ripley’, ya que quien tiene a su cargo la salud de la población exige menos o casi nada. Sin lugar a dudas, esta condición genera la mayor distorsión del negocio. Felizmente, el Gobierno ha hecho realidad una de nuestras más sentidas aspiraciones, procediendo en agosto a delegar el 100% de los mataderos al SAG. Entendemos que se exigirá el cumplimiento de lo establecido en la normativa legal”, afirma Nicanor Allende.
7 ABRIR MERCADOS
La Unión Europea, el mercado más interesante para Chile, tiene una puerta de entrada pequeña. Actualmente, la cuota libre de aranceles lograda en la negociación del acuerdo de libre comercio con ese bloque llega a 1.850 toneladas, con un aumento anual de 10 por ciento.
El monto logrado con el Viejo Continente es menos del 2 por ciento de la producción chilena. Lo interesante es que ese es uno de los pocos mercados dispuestos a pagar bien por la calidad de carne que ofrece Chile. Exportar fuera del beneficio arancelario es casi imposible. Los impuestos de internación de ese bloque comercial a la carne vacuna rondan el 17 por ciento, a lo que hay que agregar el cobro de 3 euros por kilo.
“Lo paradójico es que Europa es deficitario de carne en este momento. Es el momento indicado para que el Gobierno intente aumentar la cuota. La industria chilena cambiaría completamente si se ampliara a 8 mil toneladas”, afirma Harry Jürgensen.
El otro mercado que interesa a la cadena ganadera es el de Corea del Sur, que también paga buenos precios. Con la firma del TLC con ese país, Chile quedó con 400 toneladas libres de arancel. El problema es que hasta ahora el protocolo sanitario que haga viable las exportaciones no está listo, por lo que es imposible acceder a ese beneficio.
En el Ministerio de Agricultura afirman estar concientes de la dilación de la contraparte oreintal.
Este año, el ministro José Antonio Galilea envió una carta su colega coreano, Yoo Cheong-Bok, para solicitar avances concretos.
Corea del Sur dio una señal positiva, dentro del sutil manejo oriental, en un reciente viaje del ministro Galilea a ese país. Yoo Cheong-Bok, asumió su compromiso de avanzar en el tema pendiente del acceso de la carne vacuna chilena.
Optimismo también existe con la apertura del mercado chino. Como parte de la negociación, se agendó para septiembre una visita de los expertos de la agencia cuarentenaria de esepaís. El grupo auditará el sistema productivo chileno. Completada esa fase comenzará la habilitación de plantas individuales.
“La ganadería chilena tiene que especializarse en nichos que demandan alta calidad”, afirma Granzotto.
OpiniónRODRIGO PRADO, ASESOR GANADERO
“Hay que seguir la demanda del mercado. Crecientemente hay empresas, como restaurantes y hoteles, interesadas en carnes de alta calidad. Dado que las carnes importadas desde el Mercosur son generalmente vacas adultas y con fuerte influencia cebú, la variabilidad en su terneza es amplia. Existe un espacio a nivel nacional para suplir esa necesidad insatisfecha”.OpiniónCHRISTIAN ARNTZ, PRESIDENTE FEDECARNE
“No me canso de repetir que Chile tiene todo para ser un actor relevante en cuanto a carnes de alto valor. Nuestra carne es superior a la de feedlot, que es la típica de EE.UU. Tenemos 2% de grasa, versus 30% de la que consiguen ellos. Además, ambientalmente somos más sustentables, por requerir un menor costo de energía. Tenemos que sacarle provecho a esa ventaja”.