Un proyecto de mejoramiento entre el criadero Temuco y la U. Austral, enfocado en atributos y no en razas, despierta interés en países latinoamericanos.  
Martina Salvo ¿Quién lo diría? Mientras por una parte se habla de que a la industria de la carne le falta un salto para crecer en masa ganadera y posicionar productos de exportación con valor agregado, en la otra cara de la moneda hay quienes hacen oídos sordos a las dificultades y se lanzan a la aventura con apuestas más que rompedoras de esquemas.

Es el caso del proyecto impulsado Fernando Carmine del criadero Temuco, y la Universidad Austral, quienes con alrededor de tres años de trabajo han logrado desarrollar un bovino premium que concentra los genes más apreciados desde distintas razas, en la conformación de un animal especializado para la producción de carne. Tan bien les ha ido que, a la fecha, ya tienen órdenes de compra de genética desde Colombia, e interés de mercados que son potencia en carnes rojas como Brasil y Argentina; hasta Asia les estaría haciendo ojitos.

"Es el tercer año que ya tenemos resultados. Hay mucho interés de parte de asociaciones de afuera y empresas que se dedican a la venta de germoplasma de calidad. Hasta nos están pidiendo información desde Asia", confirma Fernando Carmine.

El interés por que están haciendo no sólo se ha extendido a empresas ganaderas extranjeras, sino que también entre gremios bovinos latinoamericanos y centros de investigación. 

Los ojos están puestos en estos vacunos del futuro que se están desarrollando en el centro sur de Chile. La llave que les ha abierto las puertas de par en par está en el mejoramiento genético.

Razas no, atributos sí

Haciendo el quite a la producción por raza y a las limitaciones que implica tener que trabajar con un solo tipo de ganado -que tiene potencialidades, pero también debilidades con miras a la producción comercial-, los investigadores seleccionaron genes con marcadores moleculares y técnicas biológicas, en base a ganado simmental y de otras razas, que tuvieran características apetecidas para la industria.

La buena conversión del alimento en carne, la infiltración de grasa y la terneza, fueron parte de los atributos escogidos en los genes. El otro factor clave fue que esas características pudieran ser transferidas a la descendencia.

"Con el mejoramiento genético tenemos la posibilidad cierta y segura de producir, con menos ganado, más carne diferenciada, en un marco de salud humana, bienestar animal y preocupación por el medioambiente. Podemos producir carnes rojas como patrimonio genético para abastecernos y crear una plataforma por el camino de la potencia agroalimentaria. Quizás no podamos competir en cantidad, pero sí en calidad. Chile no tienen espacio para producir commodities, pero sí productos de excelencia", explica Carmine.

Poder perfeccionar la calidad de los animales a través del mejoramiento genético sería la mejor alternativa para fortalecer la actual situación de la industria. Esto porque, según los expertos, intervenir en materia genética representa alrededor del 4 por ciento de los costos de producción, haciendo que la inversión para mejoras sea menor frente a otras intervenciones, como las que hay que hacer cuando el animal está en etapas avanzadas de producción.

"La focalización debe centrarse en los niveles primarios para garantizar la productividad y calidad del producto que el mercado mundial demanda", dice Carmine.

La nueva línea de animales 2.0 permitiría un aumento en la cantidad de carne de calidad por animal. Según estimaciones de los impulsores del proyecto, hay potencial para lograr hasta 30 por ciento más de carne premium desde un mismo bovino. 

Otros indicadores que grafican el potencial de la iniciativa son el peso por bovino alcanzado a los siete u ocho meses. Los animales que tienen un mejoramiento genético alcanzarían entre 400 y 420 kg en ese mismo período, cifra muy superior a los 280 o 300 que promedian los animales en condiciones normales.

Agricultura familiar campesina

Otro de los elementos que llama la atención del proyecto es que no sólo mira a los mercados del ganado afuera o a los grandes productores nacionales. Una de las mayores motivaciones de la iniciativa es el trabajo con miras a ayudar en la agricultura familiar campesina.

A través de un trabajo conjunto con el Instituto de Desarrollo Agropecuario, Indap, se han introducido especímenes mejorados genéticamente en pequeños campos donde trabajan productores de subsistencia.

Por ahora los logros tienen más que contentos a los productores que han accedido a la innovación.

"Tenemos terneros destetados con pesos promedio de 280 kg a los 7 meses en proyectos de agricultura familiar campesina", sostiene Felipe Amtmann, médico veterinario del área de inseminación artificial de la Universidad Austral.

Los buenos resultados han entusiasmado al Indap, institución que ahora estaría barajando fórmulas para aumentar el impacto de la iniciativa entre más agricultores. La idea es socializar y difundir todo lo referente a genética diferenciada e inseminación artificial.

En un escenario donde los precios van al alza, la producción nacional está alicaída, y Chile logra sostener una imagen de confianza en los productos alimentarios que exporta, el proyecto del criadero Temuco y de la Universidad Austral representa una oportunidad interesante para los ganaderos nacionales.

"Tenemos terneros destetados con pesos promedio de 280 kg a los 7 meses en proyectos de agricultura familiar campesina", dice Felipe Amtmann, de los Centros de Capacitación y Entrenamiento en Reproducción y Manejo Animal, y el de Inseminación Artificial, de la Universidad Austral.

 Ganado estrellaLos animales criados por Fernando Carmine no solo han sido reconocidos por su genética con miras al negocio; también han brillado en el estrellato en exposiciones ganaderas como la Sago Fisur y Sofo Temuco.Nueva Asociación Gremial de Criadores de BovinosSe formó en mayo de este año, pero a fines de este mes van a hacer su lanzamiento oficial. La organización, presidida por Fernando Carmine, representa a todas las razas de carne, leche y doble propósito.

 

Fuente: Revista del Campo - El Mercurio