-¿Cómo está el sector de la carne?
-No estamos bien. El principal problema de la industria frigorífica es el achicamiento del stock ganadero, producto de una política antiganadera desde el 2006 en adelante. Esto fue generada por una intervención muy fuerte desde la Secretaría de Comercio, que produjo una estabilización de precios durante tres años (2006 a 2008, inclusive), con precios que ni siguiera acompañaron la inflación.
-¿El único objetivo de esta política era controlar los precios en el mercado interno?
-El objetivo teórico era estabilizar precios, pero lo que generó fue que los argentinos nos comiéramos la máquina de fabricar terneros. Nos comimos las vacas, las madres. A partir del 2009 devino una fuertísima liquidación de stock y entonces en el términos de dos años nos comimos 12.500.000 cabezas. Ese fue el número del achicamiento.
-¿Cuál era la reacción del Gobierno ante el reclamo del sector?
-Nosotros hicimos llegar el reclamo desde el principio. Para nosotros esto era crónica de una muerte anunciada. El Gobierno nos decía: No es cierto, nos están mintiendo, hay más vacas. Esa es la postura del secretario de Comercio (Guillermo Moreno).
-¿Perdieron mucho mercado en el exterior?
-Esto es lo que generó esta política de achicamiento de stock. Hizo que las exportaciones aumentaran de manera no sostenible en el año 2009 hasta llegar a las 745.000 toneladas. Y a partir de ahí comenzaron a caer de manera sistemática, tanto que hoy exportamos el 64% menos que en el 2009.
-¿Quién se quedó con esas plazas?
-Esos mercados son abastecidos básicamente por Brasil, nuestro principal exportador en volumen, y por Uruguay, que nos agradece profundamente esta política del Gobierno, porque mejoran precio. La carne argentina y uruguaya es bastante parecida, entonces ellos con este contexto mejoran el precio. Los mercados externos están ahí… Lo que muestra el nivel de crisis es que la faena del 2009 a hoy cayó de 16.500.000 cabezas, a 11.500.000 cabezas en el 2010, y a 10.400.000 para el corriente año. Es una caída del 33% de la faena.
-¿Qué impacto tuvo esta política a nivel empresarial y laboral?
-El impacto se tradujo en 38 frigoríficos cerrados. Hubo 12.250 trabajadores despedidos. Y alrededor de 6.000 trabajadores en condiciones muy precarias, cobrando garantía horaria, viviendo ese tipo de situación.
-¿Cuánto tiempo se demora en recuperar los niveles de producción?
-La política ganadera se está reencausando sola. Esta crisis está producida por un déficit estructural de oferta. Esto generó que en el término de 6 meses el precio del ganado aumentara de 3 pesos a 8 pesos, el 180%. Esto genera para los que quedaron una actividad rentable. Desaparecieron 23.000 productores pequeños y medianos, porque no pudieron soportar. Esta es la política que ha llevado adelante siempre este gobierno. Hablamos de la defensa de la mesa de los argentinos, y lo que hacemos es concentrar la economía.
-¿Reciben algún tipo de estímulo impositivo para fomentar la actividad?
-Los amigos del secretario han conseguido subsidios del Ministerio de Trabajo para las garantías horarias. Pero eso es nada más que para Swifft, JBS y otros que participan en las baratas. Esto implica por cada dos toneladas de exportación, vender una tonelada a precios ridículamente bajos, que son los que le sirven al INDEC para tomar sus índices, y son útiles al supermercadismo para hacer excelentes negocios.
-¿Cómo está la actividad en materia sanitaria? ¿Sigue el fantasma de la aftosa?
-Estamos trabajando bien. Hasta ahora hay una buena fiscalización. El Senasa, como está poco politizado y no se metieron con Moreno (Guillermo), a pesar de que los ha instado, trabaja muy bien.
-¿La carne argentina sigue siendo igualmente un referente de calidad en el mundo?
-Sí, y seguimos siendo considerados en el mercado. A la Argentina no le cuesta vender sus productos.
Fuente. www.Agromeat.com