Aunque cada argentino come actualmente casi 25% menos de carne vacuna que hace dos años , antes de que estallase la crisis ganadera, la escalada de los precios minoristas de ese alimento no se detuvo. Por el contrario, desde la industria frigorífica se pronosticó ayer que los precios de la carne volverán a subir entre 10 y 15% en las próximas semanas.
“Es dable esperar incrementos de precios al consumidor del orden de 10% a 15%”, señaló el informe mensual elaborado por CICCRA (Cámara de la Industria de la Carne). El pronóstico, de aquí a fin de año, se sustenta en los faltantes de hacienda que son habituales en la última parte de cada año y en cierto desfasaje entre la evolución de los valores pagados por el consumidor y los de la materia prima, los vacunos.
En ese sentido, la entidad que preside Miguel Schiariti explicó que “la variación del precio del novillo fue de 12% en el transcurso del año, en tanto que el precio de la carne en el mostrador sólo mostró un incremento de 7,5% ”. Claramente el freno del consumo doméstico por el fuerte alza de los precios registrada desde fines de 2009, provocó que los sectores comerciales no pudieran trasladar en lo que va de 2011 todo lo que subieron sus costos. Pero, al parecer, ambas líneas podrían volver a juntarse en el último trimestre del año.
Además, CICCRA advirtió que ya se comenzaron a notar faltantes de hacienda en el mercado, en especial por la retracción de la oferta de animales engordados en los denominados feed lots. Y que la oferta de ganado pastoril también podría comenzar a flaquear “si la primavera se presenta con lluvias normales”. Esto es habitual en esta época del año: los productores aprovechan el crecimiento de los pastos para echar más kilos a sus bovinos y aumentar la rentabilidad de su negocio.
De todos modos, estas son circunstancias casi anecdóticas frente a la crisis estructural que vive la ganadería desde 2006, y que significó la liquidación de casi 12 millones de cabezas (sobre un total de 58 millones) en muy poco tiempo. Con este telón de fondo, la oferta de carne sigue mostrando los peores indicadores en los últimos 22 años. Hasta agosto pasado se llevaban faenadas 7,128 millones de cabezas, un 12% menos que en los ocho primeros meses de 2010, que ya había sido un año decididamente malo. Convertido en carne, ese nivel de faena aportó 1,6 millones de toneladas, 9% menos que el año anterior.
En este escenario de escasez y de altos precios para un alimento básico de la dieta de los argentinos, se ajustaron violentamente tanto el consumo interno de carne – que en el promedio de los primeros ocho meses del año se ubicó en 53 kilogramos anuales por habitante y retrocedió 23,3% si se lo compara con igual lapso de 2009-, como las exportaciones. En este último caso, la caída llega casi a 60% en relación a dos años atrás.
En el proyecto de Presupuesto 2012, el Gobierno subrayó las metas del Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial, que fijó una meta bastante modesta en cuanto a la ganadería, tomando en cuenta que son metas hasta el año 2020: “Se plantea alcanzar un stock bovino de 54 millones de cabezas, lo cual implica una uba del 10% respecto a 2010. Es decir que no se prevé alcanzar el número de cabezas de 2006.
Fuente. www.Agromeat.com