Por décadas los argentinos fueron los campeones del mundo comiendo asados. Los ases del bifé chorizo. Sin embargo, hoy están lejos de esta realidad.
Las cifras lo demuestran. El consumo de carne vacuna en Argentina alcanza hoy los 52,3 kilos por persona al año, el nivel más bajo del que se tenga registro en el país, cuyo inventario de ganado bovino supera al número de habitantes.
En los dos últimos años, el consumo de carne de res retrocedió 22 por ciento, dentro de una tendencia bajista que viene desde antes.
En concreto, el consumo se sitúa hoy en 52,3 kilos por habitante al año frente a los 66 kilos de 2000 y los 98 kilos computados en 1958, el más antiguo registro oficial, según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina.
¿Las causas? Un “déficit estructural” en la producción bovina provocada por el intervencionismo gubernamental, aseguró a la agencia EFE, Miguel Schiariti, representante de la Cámara de la Industria de la Carne trasandina.
Lo mismo opinan otros expertos del sector agropecuario que matizaron que la ganadería sufrió además fuertes pérdidas por la sequía de 2009, lo que contribuyó a un fuerte encarecimiento de precios que favoreció al consumo de pollo, en alza desde hace dos décadas.
cuesta abajo
Entre 2006, cuando empezó la llamada “mala política ganadera”, y 2009, se perdieron 12,5 millones de cabezas de ganado vacuno, el equivalente al 18 por ciento del inventario, señala Schiariti, autor de un informe de la industria frigorífica sobre los males del sector.
De esa manera, las existencias ganaderas bajaron de los 58 millones de cabezas de 2007 a los actuales 48 millones, sobre todo por la faena de vacas reproductoras vendidas a causa de la baja rentabilidad del sector.
“Recuperar el inventario es un proceso muy largo. Como somos optimistas... creemos que se tardará entre cinco y siete años, pero hay otros que dicen que habrá que esperar hasta 2020”, comenta el experto.
producción
Como los ganaderos argentinos retienen vacas para recomponer su inventario, se calcula que la producción de carne vacuna alcanzará este año a unos 2,6 millones de toneladas.
En cuanto a precios, el valor de la carne vacuna aumentó cerca de 180 por ciento en los últimos 18 meses, hasta situarse en un promedio unos 7,5 dólares (unos 3.800 pesos chilenos) por kilo, más del doble que el de la carne de pollo, según estadísticas del sector.
Esto ha generado el reemplazo por alternativas más económicas. En los últimos ocho años el consumo per cápita de pollo creció en 17 kilos: pasó de 20 kilos en 2003 a 37 kilos en 2011, de acuerdo al Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA).
En ese mismo lapso de tiempo, el consumo per cápita de carne vacuna bajó 8,8 kilos.
Esta merma del consumo se da pese a los esfuerzos gubernamentales de revertir la tendencia, con campañas como “Carne para Todos”. Se trata de un plan que consiste en distribuir unos 10.000 kilos de carne por día a precios más bajos de lo normal.
En tanto, las estadísticas oficiales marcan que en los primeros ocho meses de este año Argentina exportó 105.310 toneladas de cortes de carne bovina con una caída del 17 por ciento frente a igual lapso de 2010, cuando colocó en el extranjero un total de 184.287 toneladas.
¿y el resto?
Mientras en Argentina el consumo de carne cae, en Chile sube. Pese a eso, se mantiene muy por debajo. De hecho es casi la mitad.
En nuestro país el consumo aparente de carne vacuna aumentó un 5,4%, llegando a los 23,6 kg per cápita en 2010.
Al otro lado se encuentra la realidad de Uruguay. Según cifras del Instituto Nacional de Carnes de ese país, esta nación ostenta el récord del mayor consumo de carne bovina por habitante en el mundo. Los uruguayos comen unos 60 kilos al año cada uno, superando a Argentina, el país que hace unos años tenía el récord en esta materia. Y también a Estados Unidos con 44 kilos al año per cápita.
En Europa, por ejemplo, Alemania, apenas consume 15 kilos al año por persona.
Fuente. Revista del Campo Sureño