En la última década, ganaderos y frigoríficos han mirado con desesperación cómo el consumo de carne de vacuno de Estados Unidos ha disminuido constantemente, cediendo terreno a carnes más magras, así como a tendencias vegetarianas.
Más recientemente, el alto nivel de desempleo en la nación más rica del mundo ha hecho que los estadounidenses eviten los restaurantes donde la carne es un plato común y opten por comer en casa un menú de bajo costo que no incluye filetes.
En cifras, el Departamento Agricultura de Estados Unidos calculó el consumo de carne per cápita en el país en el 2011, en unos 26 kilos, un 13 por ciento menos que hace 10 años y hasta un 25 por ciento menos respecto a 1980.
En el 2012, el USDA (por su sigla en inglés) prevé que los estadounidenses consumirán en promedio unos 24,5 kilos de carne de vaca.
Por ello, la industria de la carne está haciendo frente a cambios en el desarrollo de nuevos cortes que saciarán el apetito por los filetes, pero a un costo menor.
En efecto, los productores de carne, como Tyson Foods, JBS , Cargill y National Beef, se están repartiendo el mercado de nuevas e interesantes maneras.
Clro, en el punto más álgido de la recesión, la industria de la carne vio un descenso en el consumo de lomo y ojo de bife en restaurantes de alta cocina.
A raíz de esto, las porciones de carne que alguna vez se pretendió utilizar para fabricar carne picada o para asados, como asado de costilla, ahora son divididos en cortes más baratos de carne para el paladar estadounidense. “Estos nuevos cortes de bistec más baratos se hicieron populares durante la recesión y todavía lo son”, dijo Chris Calkins, profesor de ciencia animal de la Universidad de Nebraska.
“Esto creó una oportunidad para las compañías y empresas minoristas de carne de res de promover los cortes de alta calidad en los supermercados, pero en porciones más pequeñas”, dijo Trevor Amen, director de inteligencia de mercado de la Asociación Nacional de Ganaderos de Carne.
“Hemos tenido éxito en mantener las ventas y el movimiento de productos mediante la producción de paquetes más pequeños y livianos de nuestros artículos de carne más caros”, dijo Karen May, gerente de comunicaciones externas de Supervalu, una cadena minorista estadounidense.
Así, a medida que la difícil situación económica y el alza de los alimentos afecta los presupuestos de los estadounidenses, los consumidores buscan maneras de reducir costos. Expertos de la industria de la carne refieren que los estadounidenses aún anhelan la “experiencia de comer carne”, pero a un menor precio.
Una táctica incluso más popular para reducir costos ha sido comprar carne de res, muchas veces en grandes cantidades, en lugar de bistec, creando lo que se conoce como la “economía de hamburguesa”, dijo Erin Borror, economista de la Federación de Exportación de Carne de Estados Unidos.
Las ventas de carne molida de res en términos de dólares aumentaron un 7 por ciento en las últimas 52 semanas, mientras que los cortes de carne subieron un 1,3 por ciento, según datos de la Asociación Nacional de Ganaderos.
Mientras los estadounidenses comen menos carne, el apetito en el extranjero es cada vez mayor, sobre todo en lugares como Japón, Corea del Sur y Rusia, que ha ayudado a los balances de las empresas.
En los primeros 10 meses de 2011 las exportaciones aumentaron un 25 por ciento respecto al año anterior, ubicando las ventas del 2011 en niveles récord.
“Los (clientes) estadounidenses se están reduciendo. El crecimiento y la demanda están ahí para las exportaciones”, dijo Chandler Keys, portavoz de la filial en Estados Unidos de la brasileña JBS, el mayor productor mundial de carne.
Así, los cortes de carne más caros, como el ojo de bife y costillas, que han sido consumidos durante años en EE.UU ahora van al exterior.
Fuente: Revista del Campo Sureño