“En el futuro habrá menos volatilidad, pero los precios serán mayores que los registrados en el pasado”.
Esta es una de las conclusiones de un informe de la Comisión Europea (CE) que da cuenta de las perspectivas de precios para los alimentos en el mediano plazo (a 2020) y que habla de un escenario marcado por valores más altos que los actuales en los commodities agrícolas.
En efecto, los precios de las materias primas en los mercados mundiales se van a mantener altos en los próximos ocho años, dice el informe.
A ello contribuirá el aumento de la demanda mundial de alimentos, el constante desarrollo del sector de los biocombustibles y la caída de la producción de las cosechas, explica el documento.
La CE basa sus proyecciones en las estimaciones de la Organización Europea para la Cooperación y el Desarrollo (OECD) y de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) del pasado junio, “que toman en cuenta las prospecciones económicas globales más recientes”.
Por sectores, el estudio muestra que las cotizaciones de cereales seguirán al alza, debido a las condiciones de mercado y los bajos niveles de reservas.
También incidirá el escaso crecimiento de la producción (0,5 % anual de media) y el aumento del consumo de cereales en la Unión Europea, debido esencialmente al incremento de la demanda de los biocombustibles.
En efecto, los Estados miembros se han comprometido a que de aquí a 2020 el 10 % del consumo total de carburante proceda de ese tipo de combustible.
En el caso del azúcar, la entidad europea estima que las prospecciones a medio plazo son “mixtas”, ya que por un lado la creciente demanda de etanol se traducirá en un aumento de la producción de remolacha, pero a la vez el consumo alimentario de azúcar será reemplazado por el de isoglucosa cuando se produzca el fin del sistema de cuotas, previsto para 2015.
En tanto, el sector cárnico va a continuar su expansión a largo plazo, después de la caída sufrida en 2008 y 2009. De hecho, se espera que registre un aumento del 2,4% para 2020.
El informe diferencia entre la carne de bovino y ovino, cuya producción caerá un 1,3 % y un 7,9 % respectivamente entre 2011 y 2020, y la de cerdo y ave, que registrarán un crecimiento del 3,6 % en ambos casos. El consumo que más se incrementará será el de la carne de pollo, seguido del de la de cerdo.
A nivel global, la posición de la UE se deteriorará debido al aumento de las importaciones y la caída paralela de las exportaciones de carne de ave.
En los lácteos, las perspectivas a medio plazo parecen favorables, ya que se espera que continúe avanzando la demanda mundial como consecuencia del aumento de la población y el crecimiento económico, sumado a una mayor preferencia por estos productos.
Así, la producción de leche crecerá de manera moderada y registrará un incremento acumulado del 7 % entre 2009 y 2020.
También las perspectivas son positivas para productos como el queso, los yogures, la nata y otros productos lácteos, cuya producción se espera aumente un 6 % en el mismo periodo.
Entre los analistas se señala que los resultados del estudio deben verse con cierta cautela, pues algunos de los factores considerados (precios del petróleo, condiciones climáticas, etc.) pueden experimentar variaciones imprevisibles.
actual momento
Las proyecciones se dan en un escenario marcado por altos precios. De hecho, el índice de los precios de los alimentos que calcula la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), aunque descendió en diciembre, alcanzó en 2011 el promedio más alto desde que este organismo comenzó a calcularlo en 1990.
De esa manera, pese a que los precios cayeron de manera constante en la segunda mitad de 2011, “el índice siguió con una media de 228 puntos durante el año, el promedio más alto desde que el organismo comenzó a seguir los precios internacionales de los alimentos en 1990, pues el valor más elevado anterior corresponde a 2008, cuando se llegó a los 200 puntos”, dice por su parte la FAO.
Fuente: Revista del Campo Sureño