La enfermedad se detectó en la localidad de San Jorge, en Durazno, donde ocho vaquillonas fueron a faena
La aparición de casos de brucelosis en un campo de recría en la zona de San Jorge en Durazno, que obligó a buscar soluciones ingeniosas que representaran las menores pérdidas económicas para los productores, replanteó la importancia de ejercer estrictos controles sanitarios oficiales sobre este tipo de predios, dijeron a El Observador fuentes del sector veterinario.
Este foco afectó a ocho vaquillonas lecheras que dieron positivo a la enfermedad y que fueron enviadas a faena como lo establece la norma respectiva. Sin embargo, por las características especiales que representa un campo de recría, fue necesario encontrar una solución excepcional por la cual el resto de las vaquillonas (300 cabezas) serán vendidas a un denominado megatambo que ya es positivo a la brucelosis y está debidamente controlado desde el punto de vista sanitario, según explicó a El Observador el administrador del campo de recría, Fernando Olheguy.
El campo de recría, que funciona desde 1991, había concentrado animales de 50 tamberos, de los cuales 20 son del departamento de Flores y el resto de Canelones, en su mayoría pequeños productores. De haberse cumplido la normativa el predio hubiera quedado interdictado y durante un período considerable las vaquillonas no podrían haber regresado a sus establecimientos en estado de producción lechera. Por lo tanto, “se encontró la mejor solución”, admitió a su vez Ramiro Díaz, integrante de la Comisión de Brucelosis de la Sociedad de Medicina Veterinaria del Uruguay.
La situación, que obligó a que el tema fuera considerado y acordado en la Comisión Nacional Honoraria de Sanidad Animal (Conahsa), entre los actores oficiales y privados, permitió encontrar una solución con las debidas garantías sanitarias, aunque desde el punto de vista comercial los productores –que recibirán por sus animales un precio por debajo del mercado–, deberán hacer un mayor desembolso para reponer los animales a sus tambos.
Por esa razón, está cerca de ser aprobado por las autoridades un microcrédito a iniciativa del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), que será descontado a través de las empresas industriales que reciben la leche, lo que les permitirá a los productores paliar la diferencia entre el precio recibido por sus vaquillonas en lactancia y las que deberán comprar ahora en el mercado, de iguales características, explicó Olheguy.
Uno de los factores analizados con las autoridades de la Dirección General de los Servicios Ganaderos es que, si bien los campos de recría son imprescindibles para los tambos, son predios de alto riesgo desde el punto de vista sanitario por la concentración de animales que provienen de muchos establecimientos del país.
En ese contexto, un animal que ingrese con un problema sanitario plantea la posibilidad de convertir al lugar en un factor de difusión de la enfermedad a numerosos predios ganaderos.
Veterinarios públicos y privados coincidieron en la Conahsa en que se debe aplicar a rajatabla el reglamento sanitario que prevé un seguimiento muy estricto para los campos de recría.
Los animales que deben ser faenados por brucelosis reciben una compensación del Estado de US$ 420 para bovinos de leche y de US$ 177 para bovinos de carne. A su vez, toda faena de vacas y vaquillonas mayores de dos dientes en todos los frigoríficos es gravada con US$ 1,50 para financiar el Seguro para el Control de la Brucelosis.
Una prioridad en la agenda del ministro
El tema de la brucelosis fue planteado el miércoles 1° por el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, como uno de los cinco puntos más relevantes en la agenda ganadera prevista para 2012. En ese marco, los Servicios Ganaderos del MGAP dispusieron evaluar en el primer semestre un programa nacional de erradicación de la enfermedad con vistas a su aplicación en el segundo semestre de 2012
Fuente: El Observador