Tres claves para mejorar los resultados
30 abril 2012

Incorporar tendencias internacionales en el manejo de la mano de obra, apostar por calidad más que por cantidad y enfocarse a mejorar el uso de la producción primaria son algunas de las fórmulas.


Si en Chile se divide el PIB silvoagropecuario por el número de trabajadores del sector, el resultado es más bajo que Argentina, Australia, Nueva Zelandia y Sudáfrica. Para un país como Chile, que tiene TLC con buena parte del planeta, que está entre los top ten de exportaciones en varios productos y que ha hecho de los agroalimentos una de las principales fuentes de recursos y desarrollo del país, el dato es importante.



Habla de que el país avanza, pero a saltos en un pie... Y en la carrera por los mercados ya hay varios competidores que están a punto de sobrepasarnos.



Se vuelve esencial entonces mejorar la productividad. Hay que reconocer, eso sí, que los caminos que tiene el país no son demasiado amplios, a diferencia de otros países.



"En Perú, por ejemplo, tienen un enorme espacio para crecer en productividad de mano de obra, porque sus costos son mucho más bajos que en Chile y, con los precios de ventas que tienen, pueden recorrer dos o tres veces el huerto", cuenta Juan Pablo Buc, gerente de Certifika, empresa que trabaja en temas de productividad en ambos países.



Precisamente, uno de los temas donde Chile tiene aún espacio para mejorar es en el de la mano de obra, donde hay un déficit. De acuerdo a los datos acumulados por Certifika, el margen de mejora -al menos en la fruticultura-- es del orden del 30 por ciento. Y esto se consigue con mayor capacitación no sólo de los niveles más bajos, sino de los mandos medios.



"El mando medio es el que tiene que controlar y hacer gestión sobre el recurso humano. En otros países ese es el factor que permite que la gente rinda mucho más, porque sabe cómo se corrige. Mejorar esto pasa por control de gestión, capacitación y con incentivos", enfatiza Buc.



A ello hay que agregar los cambios en la estructura del huerto, por ejemplo.



En sectores como el de los granos, es importante incorporar más mecanización y sistemas de almacenajes, como el embolsado, que hagan más eficiente la cosecha, la guarda, lo que y entrega una flexibilidad interesante al productor, indica Andreas Köbrich, de Sofo.



También hay cambios interesantes en el manejo de los rastrojos, para que estos puedan ser utilizados como insumo o fuente de energía.



La calidad rinde



En Chile somos campeones... en conseguir que la tierra o los animales rindan por sobre lo de muchos otros países. Pero eso no es sinónimo de mejores ingresos.



Por ejemplo, en la leche hay productores que tienen rendimientos de 18 o 22 litros/ha al año; otros sólo 10 L/ha. Sin embargo, los últimos ganan mucho más que los primeros. ¿La razón? Su leche cumple con los estándares por los que la industria paga más caro.



Otro ejemplo es el de la uva en California, donde utilizan espalderas en lugar de parrones, y se ralea mucho más. Y, en el momento de la cosecha sólo se recolectan los racimos de calidad uno y dos. En Chile, se saca del campo todo lo que hay. Significa más volumen, pero también más gasto y un precio promedio final menor.



Está claro entonces, la tendencia en productividad es apuntar a trabajar o enfocados a obtener lo óptimo, aun cuando eso signifique menos kilos.



Para que esto funcione un aspecto clave es que los productores tengan claro lo que la industria requiere y que sea conocido de antemano, para que lo pueda aplicar en el momento de la siembra. Una forma de que esto avance es con contratos previos donde quede todo establecido, indica Köbrich.



Otro elemento es la posibilidad de incorporar riego en zonas como las graneleras, donde hoy no se contempla. Contar con ello daría mayor estabilidad y posibilidad de manejo de la calidad final del producto.



Procesar es la opción



Otra área donde se podrían introducir cambios interesantes es en el manejo de la producción primaria. Aquí la tendencia es ir hacia el procesamiento.



Eso implica que este sector se ponga a tono para recibir un mayor volumen de productos o que los mismos agricultores miren cómo procesar sus cosechas.



En esta materia un tema clave es la globalización, que si bien áreas como la fruta lo tienen muy incorporado, otras como la láctea tienen espacio para crecer, dice Roberto Dünner de Todo Agro.



Ello significaría cambios, especialmente en la industria, que ya está invirtiendo y diversificando fuerte en los tipos de productos. El contrato es una clave para que la industria pueda contar con el producto. Dünner enfatiza en que debieran hacerse con formatos de pago al productor ajustados a modelos exportadores. "Es de suma relevancia la transparencia en los mercados, que se desarrollen realmente relaciones ganar-ganar entre productores e industria, que dejemos de lado las suspicacias, que enfrentemos los próximos 20 años con una mirada de largo plazo, con un estado que facilite y apoye la ejecución de este plan de largo plazo", enfatiza Dünner.

 

Fuente: Revista del Campo-El Mercurio

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