En el marco de la discusión generada en su momento por la implementación del Plan de Control y Erradicación de la Tuberculosis Bovina, la Federación de Productores de Leche señalaba que los esfuerzos del Servicio Agrícola y Ganadero para eliminar la patología en el ganado, debían incluir un aspecto trascendente: el control de perros como vectores de la enfermedad.
Se trata de un problema que cobra relevancia, considerando el papel canino para diseminar infecciones. Pero también por los eventuales ataques al ganado (tanto mayor como menor) en los campos del sur de Chile.
Según el veterinario Gerardo Sanhueza, los perros son parte casi cultural del mundo rural. Pero ello no significa que no generen eventuales problemas en actividades productivas. “Hay que considerar que efectivamente son potenciales transportadores de enfermedades y parásitos que pueden afectar a otros animales e incluso al ser humano”, dice, enfatizando en el cuidado que se debe tener en el campo para evitar contaminaciones cruzadas.
La situación complica en el agro. El presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno (Sago), Tomás Erber, emplaza a los parlamentarios a hacerse cargo del tema y a crear una ley para declarar a los grupos de perros vagos como jaurías.
De esa manera, estima, se podría implementar un sistema efectivo de control, porque –a su juicio- además del problema económico que generan, pueden transmitir enfermedades a los seres humanos.
El director regional del Servicio Agrícola y Ganadero de la Región de Los Lagos, Alfredo Fröhlich, reconoce que hay preocupación por el aumento de poblaciones caninas en el sector rural de la zona ganadera por excelencia. “Existen verdaderas jaurías de perros abandonados y asilvestrados que están amenazando principalmente la producción de ovinos en Chiloé y en otros sectores de la región”, explica.
El personero advierte que los perros abandonados también son depredadores de bovinos, caprinos, aves de corral y de otros animales de crianza. “Son una problemática para el país, a nivel urbano y rural, porque traen consecuencias tanto para la salud pública, ya que son vectores de enfermedades; como para el emprendimiento productivo en los campos”, plantea.
En ese plano, Fröhlich dice que es necesario que el Estado, a través de sus instituciones, implemente acciones para abordar la sobrepoblación de perros abandonados.
acciones
Fröhlich señala que hay una serie de acciones que se pueden realizar para mitigar el impacto de los canes en el campo.
Entre ellas menciona la realización de un diagnóstico sanitario; el control de la población a través de la castración o esterilización; el desarrollo de un programa de protección del ganado y la implementación de medidas de bioseguridad, como galpones; el diseño y ejecución de programas de educación dirigidos a la población urbana y rural sobre tenencia responsable de mascotas; y la aplicación de sanciones y multas cuando corresponda.
Rodrigo Mardones, seremi de Agricultura de la Región de Los Lagos, dice que son recurrentes las denuncias y reclamos que reciben los servicios del agro, de parte de ganaderos sobre al ataque de jaurías de perros al ganado.
A su juicio, el tema cruza a varios organismos como la Autoridad Sanitaria, el Indap, el SAG, Inia, las municipalidades, universidades y las sociedades protectoras de animales. “Lo que se requiere es buscar instancias para abordar esta problemática en conjunto y de manera integral”, señala.
El director SAG, en tanto, remarca que además del daño en el ganado, los perros afectan la sobrevivencia de algunas especies silvestres, transformándose en una amenaza para los ecosistemas. “Ya sea por depredación, competencia o transmisión de enfermedades. Por ejemplo, los perros pueden competir por espacio y alimento con los zorros”, sentencia.
Fuente: Revista del Campo Sureño