“Sería muy bueno valorizar los recursos genéticos que tenemos”
2 julio 2012

El mejoramiento genético es un gran desafío para nuestro país. Lograr mayores producciones, tipos de carne o que ciertas razas expresen de mejor manera su potencial de rendimiento y calidad parecen opciones atractivas para abordar a través del mejoramiento genético.

Jaime Piñeira, especialista en genética ganadera de Inia Carillanca, cree que esta tarea se debería sustentar en gran medida en aquellos recursos genéticos adaptados, que por sus características de rusticidad y resistencia a enfermedades, podrían transformarse en la materia prima de la industria y consumidores.

En “Tiempo de Cosecha”, el programa radial de Campo Sureño e Inia que se transmite cada jueves en Digital F.M, Piñeira explicó que se debe entender que el mejoramiento genético es una práctica que está dirigida a mejorar la rentabilidad de un negocio. “Por ello, antes de comenzar a implementar estas prácticas, es bueno sanear todas aquellas malas prácticas que están generando pérdidas económicas para el plantel que está siendo intervenido. Dicho de forma coloquial, antes de echar la harina al saco tengo que asegurarme que el saco no tenga agujeros por donde se escape la harina”, afirma.

 

-¿Cuáles son estos elementos básicos a considerar antes de implementar un programa de mejoramiento?

-El instructivo para planteles animales bajo certificación oficial que tiene el Servicio Agrícola y Ganadero, el llamado Pabco, exige ciertas buenas prácticas ganaderas que deben cumplir los predios para ser certificados. Por ejemplo, que todos los animales ingresados cuenten con el dispositivo de identificación individual oficial; tener un programa de vigilancia y control de enfermedades; o cumplir con la normativa vigente de alimentación y medicamentos animales. Estas son algunas de las cosas que deben cumplirse antes de hablar de un programa de mejoramiento.

-¿La raza pasa a un segundo plano al potenciar los aspectos genéticos?

-Yo tiendo a pensar que no. Una vez escuchaba a un especialista francés que decía que no hay razas malas, hay razas mejor adaptadas para ciertos ambientes o sistemas de crianza. Luego, yo creo que la raza es importante. De hecho es el segundo pilar fundamental después de los objetivos de selección en un programa de mejoramiento. Creo que en definitiva no pasa a segundo plano. Sobre todo en nuestro país, donde se han incorporado algunas a principios del siglo pasado y que se han adaptado. Entonces sería muy bueno poder valorizar los recursos genéticos que tenemos y que por ahora no hemos aprovechado al 100%.

-¿Qué alternativas existen para mejorar genéticamente una raza?

-A principios del siglo 20, lo que los primeros programas de mejoramiento genético intentaban corregir era el efecto ambiental para poder quedarnos sólo con el verdadero valor genético. Por eso se implementaron metodologías basadas en estaciones de prueba que aún subsisten en el mundo. Hoy esto ha avanzado mucho. Existen herramientas poderosas y muy baratas que usan toda la información de los animales para determinar su valor genético. Dentro de estos datos está la información de sus padres, la propia y de su descendencia, si la tuviese. Para sistematizar esta información, es clave que los criadores cuenten con los registros genealógicos. Toda esta información ahora se introduce en programas informáticos, ya no es necesario llevar los animales a estaciones de prueba. Y se puede predecir cuál es el valor genético de los animales con una potencia muy elevada.

-¿Qué importancia tiene para Chile mejorar genéticamente sus rebaños?

-En estos momentos la generación de nuevos productos no está solamente dirigida a nuevos mercados. La apertura se está dando hacia países que ya tienen lazos comerciales con Chile. Y esto implica la generación de productos con valor agregado y alimentos de mejor calidad. Y eso se hace con mejora genética, ya sea en la parte vegetal o en la animal. Hay nichos de mercado que se podrían abrir para alimentos funcionales. Por ejemplo, ya se está trabajando en Inia en animales que generen carne con una estructura de ácidos grasos especiales.

-Se abren buenas perspectivas para potenciales nuevos negocios…

-Esto es muy importante, porque Chile produce carne, leche, lana y otros productos finales de animales que se usan en ganadería. El generar genética no solamente implica mejorar nuestra producción, sino además generar un insumo tecnológico que eventualmente se podría exportar para ser usado en la producción pecuaria. Hablamos de semen, embriones, animales superiores que pueden salir del país. Algo que hoy no se hace. Y esto abre muchas perspectivas para el sector, pues no se está desarrollando.

-Dentro de esto ¿es clave tener razas puras?

-Es un punto muy importante. Hasta no hace mucho, la mejora genética en Chile se entendía como la importación de semen y como la realización de cruzamientos para obtener vigor híbrido, que es un concepto que muchas veces ha sido mal entendido por algunos productores. En la actualidad queremos llegar a la selección de reproductores. En ese sentido, hay algunos aspectos técnicos. Las razas híbridas muestran distribuciones de los rasgos que un programa de mejoramiento espera seleccionar que no son normales. En cambio en las razas puras sí se encuentra esta distribución. Luego, en las razas puras es más fácil poder definir objetivos de mejoramiento genético.

-¿Y se ha avanzado en la valoración de reproductores?

-En Chile la valoración de reproductores está un poco retrasada respecto de lo que ocurre en otros países desarrollados. En Holanda se crearon en 1930 las estaciones de prueba que se usaron masivamente hasta los años 70. Luego, en Estados Unidos, se comienzan a utilizar los modelos basados en la tecnología Blup, que es la más poderosa para la valoración de reproductores. Se trata de modelos matemáticos complejos que se usan para predecir ciertos fenómenos, basados en información recopilada, incluyendo los registros genealógicos.

-¿En qué pie está Chile en ese contexto?

-En Chile, a nivel oficial no se ha aplicado esta metodología (Blup) que mencionaba. En forma privada, hay algunos productores de la Región de Los Lagos que la han usado. Pero como programa gubernamental o política de Estado, esto no ha ocurrido. En estos momentos, los procedimientos que se están aplicando en los programas que está desarrollando Indap por ejemplo, se basan en estaciones de prueba, como la que tenemos en Inia Carillanca.

-¿Por qué cree que no se ha logrado introducir masivamente este tipo de tecnología que aparece como más poderosa?

-La tecnología Blup se usa para evaluación masiva de animales y aún no se ha implementado porque en Chile todavía falta cubrir las brechas tecnológicas que mencionaba antes: no todos los productores son Pabcos; no todos mantienen registros genealógicos; no todos tienen animales finos. Entonces se torna más difícil.

-¿Es la tecnología Blup mejor que las estaciones de prueba?

-Todas estas metodologías se inscriben en lo que son esquemas de mejoramiento. No es que haya esquemas mejores que otros. Hay algunos que son más adecuados de acuerdo a las circunstancias en que vamos a trabajar. En estos momentos se usa el esquema de estaciones de prueba y es muy bueno porque corrige los efectos ambientales que pueden afectar el valor genético de los animales. El problema es que son muy caras. Y el otro problema es que la cantidad de animales a evaluar está condicionada al tamaño de la estación de prueba. Otra desventaja es que se genera una dependencia. Es decir, los productores dependen que exista una estación de prueba para poder darle continuidad al programa de mejoramiento.

-¿Cuáles son los pasos fundamentales para avanzar en el mejoramiento genético nacional?

-Yo creo que hay un tema de coordinación. En la mayoría de los países que han implementado programas, éstos no son llevados por una sola institución. Es decir, el Inia no podría por sí solo llevar un programa. Debe existir una coordinación entre los productores, los centros de investigación, las instituciones de fomento. Y cada uno de ellos tiene que saber claramente sus responsabilidades. Recién entonces se puede generar un programa a gran escala en el cual los beneficiarios son muchos, con una gran cantidad de animales evaluados y que esto se traduzca en el tiempo en un progreso genético acelerado.

-¿Qué han estado desarrollando en Inia al respecto?

-En la mayoría de los países donde se está desarrollando mejoramiento genético, las instituciones equivalentes al Inia se han puesto dos objetivos: el primero poner al servicio de los programas las últimas tecnologías para acelerar el progreso genético; el segundo, realizar estudios estadísticos y económicos destinados a definir nuevos objetivos estratégicos para el mejoramiento. Ahora en Inia Carillanca estamos trabajando en un proyecto que evalúa ciertos marcadores moleculares que asociados a sistemas tradicionales de selección, permitirían acelerar la selección para ciertas características como la infiltración de grasa por ejemplo. Pese a esto no se ha avanzando en lo que es la definición de objetivos estratégicos de mejoramiento. Porque eso implica un trabajo en conjunto con economistas, genetistas, la industria y los productores.

 

Fuente: Revista del Campo Sureño

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