Compañía de las familias Yarur, Matetic y Garcés cerró su planta faenadora de bovinos de Chillán, vendió campos y privilegiará la producción con valor agregado.
En pleno proceso de reestructuración está Carnes Ñuble, empresa ligada a las familias Matetic, Yarur y Garcés Silva. En una industria marcada por los bajos márgenes, la sobreinversión y la reducción del número de cabezas de ganado, la firma busca mejorar sus números y eliminar los factores que han afectado negativamente su balance.
Entre otras medidas, hace poco más de un mes cerró su planta faenadora de bovinos en Chillán, para concentrarse en Valdivia, en las instalaciones de la filial Frival. “Lo que se busca es optimizar la operación para tener mayor eficiencia y proyectar la compañía en el largo plazo”, dice Víctor Valencia, gerente general de Carnes Ñuble. En la nueva estructura, Chillán cumplirá otro rol: fortalecerá la fabricación de productos elaborados y con mayor valor agregado, como hamburguesas y churrascos, “que son más rentables”, señala. “Queremos aprovechar una oportunidad de negocio distinta. Buscamos utilizar mejor los activos, especializar nuestras plantas y generar un portafolio más grande de productos”, comenta. Con ese norte, se harán inversiones adicionales.
La decisión es parte de un proceso que comenzó a dibujarse a fines de 2011, cuando la compañía contrató los servicios de Virtus Partners para planificar su reordenamiento. La consultora de los ex socios de McKinsey, Gonzalo y Marcelo Larraguibel, recomendó al directorio reducir la carga financiera y consolidar una operación de menor tamaño, pero más eficiente y con una oferta de productos rentable y ajustada a la demanda.
Para eso se creó hace tres meses una vicepresidencia ejecutiva, liderada por Guillermo Güell, además de nombrar como gerente general a Víctor Valencia, quien asumió hace dos meses y que hasta entonces se desempeñaba como gerente comercial.
Dada la realidad del negocio, se vendieron algunos activos inmovilizados, como unos campos en la VIII Región que se dedicaban a la producción de corderos y estaban subutilizados, detalla Valencia. Adicionalmente, en los próximos meses la firma trabajará en una reestructuración de pasivos y en la identificación de otros activos prescindibles, adelanta.
Entorno sectorial
Carnes Ñuble faena al año 75 mil cabezas de ganado bovino y de ese total, entre 30 mil y 35 mil se procesaban en Chillán. El cierre de esta planta no significará, sin embargo, una baja en el volumen. Hoy la empresa representa el 15% de todo lo que se procesa en el país, aseguran en la compañía, cuyas ventas, según cifras de la industria, oscilan entre US$ 150 millones y US$ 200 millones anuales. El 95% de los ingresos proviene del negocio bovino, en sus diferentes productos. En lo que va de 2012, las exportaciones de vacunos representan menos del 10% de sus ventas.
Varios factores complicaron la rentabilidad. Uno de ellos, la reducción de la masa ganadera nacional, que se ubica en sus niveles más bajos de, al menos, los últimos cinco años, dicen en la industria.
“Según los últimos registros, en Chile hay 3,2 millones de cabezas de ganado vacuno, con lo que se complica la crianza y la rentabilidad es baja”, asegura Harry Jürgensen, gerente general de Feria de Osorno, la segunda firma de producción de carne más grande del país, que faena 100 mil cabezas por año. El mercado lo lidera el holding Aasa, de la familia Allende.
En Carnes Ñuble, que compra ganado a más de 120 productores locales, coinciden. “Junto con la disminución sistemática de la masa ganadera, nos complicó la ubicación de la misma”, indica Valencia. Chillán, explica, está lejos de los centros productivos de ganado y en la zona no se produce ni el 20% de los animales que se requieren. “Más del 75% del ganado se ubica desde la IX Región al sur”, lo que complejiza el funcionamiento de las faenas, apunta Valencia.
A su vez, hay una capacidad instalada de faena que es superior a la oferta de ganado. “Hay una sobreinversión general de la industria del sector”, sostiene. El comportamiento que han registrado los países vecinos también ha jugado en contra. “Chile importa más del 50% de la carne de vacuno que consume y todas las fluctuaciones de precio que ha habido en países vecinos y restricciones sanitarias, han hecho que se registren cambios en las condiciones del mercado chileno”, sostiene. Por ejemplo, el precio del ganado que compran ha ido subiendo en forma sostenida en los últimos años.
Para otros operadores, el cierre de la faena de Chillán de Carnes Ñuble “abrirá posibilidades al resto de la industria”, señala Jürgensen. Y descarta un impacto en precios. “No tendrá mayor incidencia, porque no afectará la oferta que ya está baja por la cantidad de ganado”.
Complejidades en ovinos
Los cambios, por el momento, apuntan solo al procesamiento de vacunos, en tanto que la línea de ovinos, o corderos, se encuentra en etapa de evaluación. En la última temporada, que va desde octubre a abril, se procesaron 70 mil cabezas. “Estamos evaluando el negocio. Analizando los volúmenes, los mercados y precios”, subraya Valencia.
Clave para tomar una decisión, apunta, es cómo evolucione la crisis internacional, especialmente, el mercado europeo. Ese continente demanda más del 85% de la producción ovina de Carnes Ñuble.
“A la fecha, estamos con un stock que supera entre el 60% y 70% lo que había el año pasado y no lo hemos podido vender. Hay un déficit de demanda importante”, indica el gerente general. Las ventas a ese mercado se han reducido en 50%, precisa. La crisis europea también empujó los precios a la baja. “Hay una caída de entre 25% y 30% de los valores de venta, respecto del año anterior”, sostiene.
Hasta ahora, en la empresa no han podido redireccionar de manera relevante los envíos, porque otros países productores como Nueva Zelandia y Australia también están tratando de abrir nuevos mercados y de buscar destinos alternativos, señalan en Carnes Ñuble.
Fuente: La Tercera