Las ayudas a los productores agrícolas en los países que componen el selecto grupo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) van en retroceso.
Así lo consigna el último informe anual que pone de manifiesto que los gobiernos de los países que integran esta organización destinaron en el periodo 2009-2011 –en promedio- la menor proporción de ayudas respecto de los ingresos brutos agrícolas.
Sin embargo, estas reducciones, según explica el documento, se deben más al desarrollo de los mercados internacionales de materias primas que a cambios explícitos en las políticas aplicadas.
En concreto, la Estimación de Apoyo al Productor (EAP) llegó a los US$ 252 mil millones en 2011, cifra equivalente al 19% de los ingresos brutos agrícolas en los países de la OCDE, porcentaje levemente menor al alcanzado durante el 2010 (20%). Pero además se trata del monto más bajo desde 1980, cuando alcanzó el 37%.
En su última edición, el estudio “Monitoreo y Evaluación de la Política Agrícola de los Países de la OCDE”, revisó las políticas aplicadas en la agricultura de los países miembros de esta organización.
En cifras, se observa que Nueva Zelanda, Australia y Chile son los países que entregan un menor apoyo a los productores agrícolas, con un porcentaje de EAP que varía entre 1% y 4% de sus ingresos brutos agrícolas.
Al otro lado se sitúan Noruega (60%), Suiza (56%), Japón (51%), Corea del Sur (50%) o Islandia (47%); y en la línea intermedia, la Unión Europea (20%), Canadá (16%) y Estados Unidos (9%).
En el caso de Chile, el total de asignaciones presupuestarias destinadas al sector se incrementó en 9% entre 2010 y 2011.
Sin embargo, medidas en términos porcentuales con respecto a los ingresos brutos del sector, se mantuvieron constantes en torno al 4% del total.
Qué se mide
Lo que se mide son las transferencias brutas de los consumidores y contribuyentes a los productores agrícolas, medidas a nivel de la puerta del predio, derivados de medidas de políticas que apoyan la agricultura, sin importar su naturaleza, objetivos o impactos en la producción agrícola o el ingreso.
Los montos incluyen apoyos a precios de mercados, pagos presupuestarios y rentas predeterminadas. Esto es: transferencias brutas de consumidores y contribuyentes a productores agrícolas derivadas de medidas de políticas basadas en producción actual, uso de insumos, superficie plantada/número de animales/rentas fiscales/ ingresos (corrientes e indexados), y criterios no basados en productos básicos.
La entidad indica en su informe que esta disminución del apoyo a los productores tiene su explicación en el aumento de los precios mundiales agrícolas, lo que ha generado menores transferencias.
Pese a la disminución referida, el informe puntualiza que los apoyos que distorsionan la producción y el comercio representan cerca de la mitad del total entregado.
i+D
En cuanto al gasto público en Investigación y Desarrollo agrícola, se observa un incremento en todos los países de la OCDE, pero hay señales de desaceleración de su tasa de crecimiento.
El promedio del gasto público en Investigación y Desarrollo agrícola es de aproximadamente el 1% del PIB agrícola en el ámbito de la OCDE.
En ese sentido, el documento enfatiza en la importancia de realizar un esfuerzo de política dirigido a mejorar la productividad agrícola a través de un adecuado uso sostenible de los recursos hídricos y de suelo.
Además, insta a asegurar que los agricultores dispongan de las herramientas adecuadas para gestionar los diferentes tipos de riesgos que enfrentan en el manejo de sus explotaciones.
Por último, recomienda incentivar la innovación en todo el sistema agroalimentario, incluida la investigación y el desarrollo, la transferencia de tecnología, la educación y los servicios de asesorías.
Fuente: Revista del Campo Sureño